Detrás de todo deportista hay una mano que maneja los hilos de su preparación física y mental. El entrenador es una parte importante de todo especialista y este año se da un caso que pocas veces se puede ver.

Manuel Ordiales es el entrenador de toda la vida de Javier Alves. Llevan 20 años trabajando juntos, desde que Alves entró con once años en la Escuela de Atletismo de Valencia de Alcántara. Este hecho no se ha dado en ningún otro atleta, por lo menos en el ámbito regional. "Es algo que para mí tiene mucho valor. Javi eligió seguir con su gente, con su entrenador y el haber rechazado, por ejemplo, a la Blume y ahora estar en un Campeonato del Mundo es algo que valoro muchísimo" comenta Ordiales. "Otros pensaron que en Madrid estaba el 'oro y el moro' y Javier, en su mismo entorno, con su familia y sus amigos ha llegado al mismo sitio que los demás", sentencia el entrenador.

Las primeras zancadas de Javier fueron "demasiado fáciles", declara el preparador. "Tiene unas condiciones naturales que no las había visto antes. En su primera carrera en el cross de la Diputación, en Cáceres, no ganó por la inexperiencia, pero quedó segundo. Fue a partir de esa carrera que estuvo cuatro o cinco años sin perder ninguna prueba de campo a través". Tal vez el lastre que ha arrastrado el atleta para haber llegado antes donde está, es el de ser extremeño y haber elegido estar en su casa realizando su preparación. "En Madrid te ven mucho más que estando aquí", explica el entrenador extremeño.

Su historia ha pasado por momentos agradables, pero también por momentos difíciles. Sobre todo en el ámbito personal. Manuel perdió a su hijo tras tres años difíciles de operaciones por medio mundo, lo que hacía que no pudiese estar todo el tiempo necesario con Javier y a lo que el atleta le dijo: "tú no te preocupes que ya tiraremos como sea". Ahí la amistad pasó a un grado mayor. Lo mismo pasó con el fallecimiento del padre del fondista. "Esto nos pilló de sorpresa, además estábamos preparando, con posibilidades, los Juegos de Atenas y fue como dos meses antes cuando llegó una tarde a la pista y me echó ese jarro de agua fría" comenta Ordiales, a lo que añade "es en estos momentos difíciles cuando esa amistad se hace convierte en algo más".

Ahora están en otro punto de sus vidas. El trabajo ha hecho que Javier tenga la oportunidad de ir a los Mundiales de Daegu y, cosas de la casualidad, las fechas de ese importante evento coinciden con dos días importantes para el atleta uno es el día 28 de agosto, su primer aniversario de boda y el otro el día 2 de septiembre, su cumpleaños. "Ojalá el día antes de mi cumpleaños sea el regalo pasando a la final y el 4 poder celebrarlo corriendo esa final", señala Javier con cierto orgullo.