La cifra provoca escalofríos. Casi 1,3 millones de personas mueren cada año en las carreteras de todo el mundo, según el primer estudio planetario de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Una "epidemia" equiparable a las vidas que se cobra la malaria. El hambre, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer son causa de muchos más decesos. El sida duplica prácticamente el número de muertes en la carretera, pero este último es muy superior al de los fallecidos en las guerras o en actos criminales.

En la franja de edad comprendida entre los 4 y los 44 años, los accidentes de circulación constituyen una de las tres primeras causas de muerte. El estudio, realizado en 178 países, revela también que el número de víctimas es mayor en los países pobres. De hecho, el 90% de los accidentes se producen en países con rentas "débiles o intermedias". Sin embargo, en todos los países, incluidos los ricos, cerca de la mitad de los fallecidos son peatones, ciclistas y motoristas. Es decir, lo que la OMS califica como los "usuarios más vulnerables" de la red viaria. En España, el 36% de los accidentes mortales se producen en esta categoría, mientras que el 62% viajaban en vehículos de cuatro ruedas.

Las conclusiones del documento indican que los traumatismos causados por accidentes de tráfico --la carretera arroja cada año entre 20 y 50 millones de heridos-- suponen un "importante problema para los sistemas de salud pública", en especial en los países con ingresos bajos y medios.

CASCO Y CINTURON Solo el 40% de los países dispone de una ley que obliga a llevar casco a los conductores y los pasajeros que se desplacen en vehículos de dos ruedas. En cuanto al cinturón de seguridad, solo en el 38% de los países de rentas bajas es obligatorio en todos los asientos y en el 54% de los que cuentan con rentas medias. Y mientras en el 90% de los países ricos se exigen asientos adaptados para los niños, solo el 20% de los de ingresos reducidos protegen a los pasajeros de corta edad.

La velocidad, la falta de seguridad en las infraestructuras o el consumo excesivo de alcohol constituyen los principales factores de riesgo. Aunque el 90% de los países dispone ya de legislaciones prohibiendo la conducción bajo los efectos del alcohol, solo el 49% fija el límite de concentración en sangre en 0,05 gramos por decilitro. Pese a que se registran avances en los países donde se pone de manifiesto una mayor "voluntad política" para invertir el crecimiento de la macabra estadística, la OMS advierte de que "ningún país puede permitirse cruzarse de brazos y considerar que el trabajo a favor de la seguridad vial se ha concluido". E insiste en que, incluso los países más avanzados en seguridad vial, como los Países Bajos, Reino Unido o Suecia, pueden "mejorar mucho".

Los expertos pronostican que, de seguir el ritmo actual, en el 2030 los accidentes de carretera se convertirán en la quinta causa de muerte a nivel global, mientras que en el 2004 ocupaban el décimo lugar. Entre los consejos de la OMS para evitar que se alcancen niveles tan dramáticos de siniestralidad, figura "una mejora la aplicación de las leyes de seguridad vial". También recomienda que las leyes "tiendan a la protección de todos los usuarios", poniendo el acento en los más vulnerables.