Una carta corta, de apenas cinco frases, es el testimonio demoledor con el que un niño de 9 años refleja el infierno en el que se ha convertido su día a día en el colegio después de que sus compañeros le hayan marginado por sospechar que tiene una orientación sexual diferente a la de ellos. Es un ejemplo de una de las principales preocupaciones del Observatori contra l'Homofòbia (OCH): el acoso escolar homófobo se ha convertido ya en la tercera situación por la que más denuncias recibe, por detrás de agresiones y vejaciones, y de la exaltación homofóbica en internet. En el 2015 ocupaba la quinta posición.

"Os voy a explicar lo que me molesta y me enfada. Que os burléis, que digáis cosas feas, que uséis palabras bonitas como insulto, que escribáis cosas feas de mí y sobre todo que os riáis de mí", relata el menor en la misiva que escribe de su puño y letra en un intento desesperado por cambiar su relación con los compañeros de clase.

Los acontecimientos se precipitaron hace cuatro años, cuando durante una actividad escolar en la que había que pintarse la cara, el pequeño optó por ir caracterizado como una princesa. Las bromas pesadas, insultos y tratamiento excluyente comenzaron a formar parte de su día a día en las aulas.

RESPONSABILIDAD

"Todas estas cosas me hacen sentir mal, triste, enfadado y solo. Siento que no tengo amigos, ni amigas y no me gusta. Querría ser amigo vuestro y que me tratéis bien. Me ayudaría a sentirme mejor", expone el menor en la carta.

La situación cambió la vida y la cara del niño, un extremo que no pasó desapercibido para su familia. Las quejas que presentan ante el centro escolar no se traducen en acciones para aliviar la situación de la víctima y la madre decide contactar con el OCH este mismo verano.

"Tanto Ensenyament como Igualtat tiran pelotas fuera y están más pendientes de sacudirse la responsabilidad que de reparar el daño que recibe el menor", destaca el presidente de la entidad, Eugeni Rodríguez. El OCH decide trasladar el caso al Síndic de Greuges.

DIVERSIDAD

La denuncia evidencia la falta de implementación de la ley contra la homofobia, de la que se acaban de cumplir dos años, como recuerda Rodríguez. La normativa prevé, entre otros aspectos, el imperativo de velar por el respeto de la diversidad sexual y la identidad de género en el entorno educativo.

Conocedor de la pujanza del fenómeno, el OCH distribuirá en todos los centros educativos de Cataluña una 'Guía para trabajar la diversidad afectiva y sexual de género', una herramienta para prevenir, reconocer y denunciar casos de discriminación. Una iniciativa que debería asumir la Generalitat, recuerda Rodríguez, pero cuya "inacción" obliga a que todas las medidas para combatir la homofobia "deban correr a cuenta de la sociedad civil".

PROTOCOLO PARA NIÑOS TRANSEXUALES

Los centros educativos catalanes cuentan desde este curso con un protocolo de actuación con los alumnos transexuales, de acuerdo con la ley contra la LGTBfobia aprobada por el Parlament en el 2014.

Las instrucciones, que tendrán que aplicar tanto colegios públicos como privados ante la petición de los padres, han sido elaboradas por el Departament d’Ensenyament de la Generalitat junto con varias entidades del colectivo, entre ellas la Asociación de Familias de Menores Transexuales Chrysallis, y prevén que el estudiante sea tratado según el género con el que se sienta identificado y por su nombre sentido, entre otras recomendaciones.

Tras el suicidio de un transexual adolescente en Rubí, en diciembre del 2015, Ensenyament consideró necesario abrir una comisión para establecer una serie de actuaciones que garantizaran el trato adecuado de estos menores, además de crear unos protocolos eficaces para detectar posibles casos de acoso escolar, como ya existen en otras comunidades autónomas.