Los empresarios mexicanos están que trinan. Opinan que la crisis económica que seguirá a la sanitaria "causará aún mayores destrozos". Afirman que, en aplicación de la ley, no abonarán a sus empleados los días de trabajo suspendidos por la alerta sanitaria. Hasta conocer el alcance del brote, el Gobierno se resiste a hacer números. O no los dice. No obstante, solo en la capital se calcula que las pérdidas son de 150 millones de euros al día.