Una vez que viajaron a Galicia Mariano Rajoy, Jaume Matas y José María Aznar, ya sólo quedaba el ministro de Fomento, Francisco Alvarez-Cascos. Ayer, 32 días después del inicio de la crisis, Cascos estuvo en el mismo escenario que visitó Aznar el sábado, la torre de control marítimo de A Coruña. Aunque con un discurso bien distinto. Manifestó que no eran "profetas" para saber que el Prestige "iba a reventar aquí" y agregó que su departamento y los "técnicos y profesionales" de Capitanía Marítima decidieron no llevar el barco a La Coruña porque podría haber encallado en la bocana, provocando, "además de un desastre ecológico, un desastre económico".

NO RECONOCE NINGUN ERROR

Cascos aseguró, no obstante, que si la responsabilidad política hay que asumirla por no ser profeta, la asume. Eso sí, indicó que de todas las experiencias se sacarán conclusiones y apuntó que si hay que rectificar algo lo harán, si bien no señaló ningún error de la Administración en la gestión de la crisis. A diferencia del presidente del Gobierno, que reconoció errores y pidió perdón --lo mismo que hizo varias veces Rajoy--, Cascos opina que su actuación fue "óptima" y no realizó autocrítica.

Y eso que el vicepresidente Rajoy comentaba ayer en el Faro de Vigo que "los gallegos han estado mucho mejor que sus dirigentes políticos, incluido el Gobierno". Cascos no opina igual.

El ministro de Fomento consideró que el Prestige cogió "a toda la organización a la altura de las circunstancias". Es más, calificó de "dignas de pasar a la historia" las actuaciones de los operarios de salvamento marítimo y de los remolcadores, y realizó una sugerencia a la prensa: "Me gustaría leer la novela de los tipos que se jugaron la vida al enfrentarse a un temporal para controlar y remolcar al Prestige ".

Cascos se ratificó en la opción de alejar el barco y consideró que un mes después "todas las opiniones son muy respetables, pero las que no se expresaron el día 14 (cuando se decidió el alejamiento) son poco operativas". "Nadie ha hablado de la catástrofe económica que suponía bloquear el puerto de La Coruña por tiempo indefinido", dijo. Agregó que el conselleiro Emilio López Veiga le confesó que ninguna cofradía habría aceptado al Prestige en su ría.

Por otro lado, la preocupación por los efectos políticos de la crisis del Prestige crece en las filas del PP, cuyos planes para las elecciones municipales y autonómicas del año próximo empiezan a verse afectados. Dirigentes conservadores defienden que la designación del ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas, como candidato a la presidencia del Gobierno de Baleares se debería retrasar lo máximo posible, hasta marzo o incluso primeros de abril, apenas dos meses antes de la cita con las urnas, el 25 de mayo.

Esos dirigentes del PP consideran que no sería oportuno convocar ahora al comité electoral para designar al candidato balear y menos aún que Matas dejara el Ministerio de Medio Ambiente en plena catástrofe ecológica por el vertido de fuel.