La escasez y, sobre todo, la mala gestión del agua llevan camino de abrir una gran crisis mundial si no se aplican medidas para evitar el despilfarro, la sequía y los efectos del cambio climático. Así lo indica el informe de desarrollo humano de la ONU, que este año se ha dedicado a analizar los problemas derivados de la falta de este recurso natural. Algunas de las conclusiones son alarmantes: más de mil millones de personas no tienen acceso regular al agua potable, una carencia que provoca que 1,8 millones de niños mueran cada año de diarreas causadas por beber este líquido en mal estado.

Según Naciones Unidas, cada persona necesita 20 litros diarios de agua para poder llevar una vida digna. En cambio, casi una de cada seis personas solo dispone de cinco litros, una décima parte de la cantidad diaria que se usa en los países ricos para tirar de la cadena del váter. Esta comparativa evidencia el derroche que se hace en los estados más desarrollados, donde sin embargo la factura del agua es más barata. Los que pagan el pato, otra vez, son los más pobres, incluso en los países menos boyantes. En ciudades como Nairobi (Kenia), los barrios marginales pagan entre cinco y 10 veces más que en las zonas acomodadas.

CONSUMO ATROZ El informe de Naciones Unidas, que lleva como título Más allá de la escasez: el poder, la pobreza y la crisis mundial del agua, asegura también que en un siglo, el consumo de este recurso ha crecido el doble que la población, lo que significa que la cantidad de líquido no es el único aspecto a estudiar para evitar una posible crisis. El problema también es cómo se gestiona, y más teniendo en cuenta los efectos que puede producir el cambio climático, desde el deshielo de los polos hasta la alteración de la producción alimentaria.

Consciente de estos posibles conflictos y de que en los últimos años se han registrado 37 casos de violencia entre países a consecuencia de la propiedad del agua, la ONU ha lanzado una campaña para que todos los países destinen más del 1% de su Producto Interior Bruto a garantizar el suministro.

A su vez, España y Alemania han impulsado un proyecto de resolución que se votará el día 27 en la ONU y en el que solicitan al resto de países de la organización que el derecho al agua pase a ser considerado un derecho humano en pie de igualdad con cualquier otro. Esta medida ayudaría a reforzar el arsenal jurídico de la ONU y permitiría acrecentar la presión a los estados para que asuman responsabilidades.

Para paliar la situación, la ONU considera que son necesarios 7.812 millones de euros anuales para inversiones en canalizaciones, saneamiento y abastecimiento de agua en los países menos desarrollados, 3.359 millones más de lo que se aporta actualmente. Esa suma, según Naciones Unidas, equivale a cinco días de gastos militares en el mundo.

ACCION Esta acción, que serviría según la ONU para salvar a un millón de niños en la próxima década, debería ir acompañada de otras actuaciones, como un establecimiento de tarifas básicas y el establecimiento de leyes que aseguraran la cantidad mínima de agua a toda la población.