TLtos buenos lectores, usted por ejemplo, no leen letra a letra, sino que reconocen las formas de las palabras a bulto. A eso los expertos lo llaman la forma de Bouma, ellos sabrán por qué. El caso es que si usted intenta leer un texto letra a letra comprobará que no entiende una mierda, con perdón. Y quien dice un texto dice una noticia o dice la vida misma. Haga la prueba. Coja el periódico de ayer y lea sin seguir las formas de Bouma esa noticia donde se cuenta que el dueño de la Bruja de Oro ha pagado doscientos mil dólares a la compañía Virgin Galactic por viajar al espacio y gozar de cuatro minutos de ingravidez; ya verá como no se entera de nada y hasta a lo mejor va usted y piensa que el tío ese de la lotería es tonto del culo. Después lea la misma noticia sin detenerse mucho, a trote lobo, hasta el final, hasta donde el tipo asegura que lo hace no por darse un capricho de nuevo rico sino para esparcir los deseos de sus clientes por las estrellas y entonces ya verá como lo entiende todo: el tipo no es tonto, es que cree que los tontos son los clientes. ¿A que le ha desconcertado la experiencia? Pues aguante la euforia y repita el ejercicio, pero ahora con esa otra noticia en la que un concejal de algo afirma que haber perdido tropecientos millones de pesetas en el despropósito de traer a su pueblo a Juanes o a Ricky Martin o a Palito Ortega no ha sido un acto de chulería sino que está compensando por la repercusión que el evento ha tenido en los medios nacionales. Puede que usted piense que, si es por eso, más repercusión tuvo lo de Puerto Hurraco, y costó menos dinero. Pero entonces será porque lo leyó mal. Letra a letra. Siguiendo las formas de Bouma no lo habría leído así. La risa se lo habría impedido.