En Rumanía, el castellano es una lengua que se aprende con el corazón. Y no sólo porque los habitantes de este país latino en medio de un océano de pueblos eslavos sientan un especial cariño por el resto de lenguas románicas. Sino, sobre todo, porque desde hace una década, el éxito de las telenovelas suramericanas, que se emiten siempre subtituladas al rumano y sin doblar, ha habituado a muchas rumanas a la lengua de Cervantes.

El resultado es que, en Rumanía, rara es hoy la joven que no es capaz de expresarse en castellano, de construir frases intuitivamente y de hacerse entender uniendo palabras que ha oído una y otra vez en boca de las estrellas del culebrón.

"No, yo nunca estudié español pero aquí con las telenovelas, todas las rumanas hablamos un poquito esta lengua", comenta la dependienta de una tienda en Bucarest después de responder a un cliente barcelonés en su lengua. Escenas como ésas puede vivirlas un español una y otra vez en Bucarest. La explicación es siempre la misma: los culebrones.

Con buen acento, una estudiante recita los nombres de las novelas que más furor han causado en el país. Así se acercan al castellano.