Cataluña se despertó ayer con cierta sensación de alivio. Había pasado lo peor. La gente se asomó por la ventana y agudizó el oído para captar si aún soplaba el maléfico vendaval. Una vez comprobado que, tal como apuntaban las previsiones, el huracán había pasado, se pusieron manos a la obra. Pero el sábado había dejado un rastro de desolación difícil de borrar: las seis víctimas, cuatro de ellos niños. Y además había otra devastación, la que se vivía en cientos de municipios y ciudades, que acumulaban destrozos en bosques, jardines, instalaciones deportivas y mobiliario urbano.

Aunque el viento no amainó del todo, gran parte de las comarcas se levantaron con un cielo claro y un sol apaciguador. Estas condiciones climatológicas favorables hicieron que el consejero de Interior, Joan Saura, se apresurase a recomendar "precaución y prudencia" a la hora de realizar actividades al aire libre, "especialmente en la montaña". El aviso se produjo a mediodía tras la reunión del consejo asesor del Procicat (plan de Protección Civil de Cataluña), que decidió pasar de la fase de emergencia a la de alerta tras haber recuperado prácticamente la normalidad en los transportes y con la infraestructura eléctrica en vías de solución.

LLAMADAS A 600 MUNICIPIOS No obstante, la jornada de resaca de ayer tal vez fue solo una tregua. Un pequeño descanso a la espera de lo que pueda suceder hoy. En la misma comparecencia, Saura ya informó de que las predicciones del Servicio Meteorológico de Cataluña (SMC) señalaban que a partir de la pasada madrugada podía haber viento de entre 90 y 100 kilómetros por hora en el litoral y prelitoral entre Barcelona y las Tierras del Ebre, pero también en el norte de Girona. Estas estimaciones se ajustaron aún más por la tarde. Protección Civil envió una nueva alerta donde apuntaba que las rachas podían alcanzar los 126 kilómetros por hora en el Baix Ebre, el Montsià y la Ribera d´Ebre.

La nota que insistía sobre el posible riesgo se mandó pocas horas después de que el titular de Interior defendiese la actuación de su departamento a la hora de valorar el episodio de viento del sábado. "Se avisó lo suficiente. El director de Protección Civil salió en los medios y se llamó a 600 ayuntamientos y se les envió un fax", relacionó.

El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, apoyó con sus palabras la opinión de Saura. "Todo el mundo estaba avisado y los servicios de alerta preparados", sostuvo. Y justificó el desastre porque el temporal había sido "impresionante" y "una vez más" las previsiones del tiempo "se quedaron cortas".

A la espera de que los meteorólogos acierten más o menos hoy, los ayuntamientos hicieron balance ayer de lo ocurrido. Pero, por encima de todo, intentaron reparar los daños.

SANT OBI Cuatro rosas blancas para cuatro ángeles. Alguien ató ayer el ramo en la verja de la puerta de acceso a las instalaciones del club de béisbol de Sant Boi. Otros añadieron velas y muchos se acercaron en silencio a las ruinas del túnel de bateo en el que el sábado por la mañana fallecieron cuatro niños del equipo alevín, mientras entrenaban. El primer informe de la policía científica de los Mossos d´Esquadra, tras la inspección ocular, ha descartado anomalías o defectos de construcción en la nave accidentada, informa M. Navarro.

Esta inspección no será la única. El alcalde Jaume Bosch, ya anunció el sábado que se encargará un peritaje para concretar si influyó en su derrumbe alguna circunstancia añadida al intenso vendaval que hizo añicos el túnel. El edificio, levantado en 1993, presentaba un buen estado aparente, pero la uralita del techo se abrió como un libro y desequilibró el edificio.