Cazadores y conservacionistas no siempre han apuntado en la misma dirección, pero hoy se han convertido en aliados necesarios para ejecutar algunos de los proyectos de conservación más ambiciosos que se han puesto en marcha en Europa.

En Badajoz se celebra desde el pasado jueves la Feria de Caza, Pesca y Naturaleza Ibérica, un certamen en el que coinciden cazadores y pescadores de toda España con aficionados al turismo de naturaleza y organizaciones conservacionistas.

No es casual ya que desde algunas organizaciones y colectivos cinegéticos se promocionen -lo hacen también en esta feria- actividades de educación medioambiental, o que en los pabellones de las federaciones de caza se den a conocer proyectos de conservación de especies emblemáticas muy amenazadas como el lince ibérico.

Así, conviven en la feria organizadores de cacerías, armeros, agencias de viaje especializadas, taxidermistas o criadores, con organizaciones y administraciones públicas volcadas en la conservación o en la protección del medio.

De hecho, algunas de las principales organizaciones conservacionistas de España y otras relacionadas con el sector cinegético participan juntas en el proyecto Life+ "Iberlince", una iniciativa financiada por la Unión Europea que pretende conseguir la reintroducción del lince ibérico en áreas de España y de Portugal.

Previsiblemente, el próximo año se liberarán los primeros ejemplares de lince criados en cautividad en Extremadura, pero para que estos ejemplares se acaben asentando en la región es necesario garantizar que los hábitat por los que se moverán están libres de cebos o de venenos que pudieran frustrar la iniciativa.

Los cazadores han asumido el compromiso; el presidente de la Federación Extremeña de Caza, José María Gallardo, ha advertido de que es imposible garantizar una gestión sostenible del territorio sin contar con los cazadores, y ha señalado por ejemplo que en Extremadura las sociedades locales de cazadores -a las que habría que sumar los cotos privados- cuentan con más de 1,5 millones de hectáreas.

En declaraciones a Efe, Gallardo ha citado como ejemplo de conservación el Parque Nacional de Monfragüe, un espacio natural que ha sobrevivido a su juicio gracias a los agricultores, a los ganaderos y a los cazadores, ya que una gran parte de su territorio son fincas privadas y cotos de caza.

La caza ha sido uno de los "reguladores naturales" de la fauna de Monfragüe, y uno de los principales garantes de la supervivencia de esa fauna, ha explicado, y ha señalado que uno de los principales problemas actuales del Parque es el exceso de depredadores y la falta de alimento para todos y las limitaciones que se impone a los cazadores.

Gallardo ha asegurado que los cazadores son "los más interesados" en la reintroducción del lince, ya que se trata además de un felino "aliado" para combatir a otras especies como el "meloncillo", un animal -ha explicado- muy dañino para la caza que no está catalogado ni como especie cinegética ni como especie protegida.

En la misma feria, Miguel Ángel López, técnico especialista en conservación de la Dirección General de Medio Ambiente, se ha mostrado convencido de que cazadores, pescadores y conservacionistas son "aliados necesarios" para garantizar un desarrollo sostenible.

En declaraciones a Efe, Miguel Ángel López ha asegurado que los cazadores son "más conocedores" de sus derechos y de sus obligaciones y están más implicados en la conservación del medio ambiente que hace décadas.

A su juicio, su labor, su concienciación y su colaboración será "imprescindible" en el futuro para garantizar el éxito de proyectos como la reintroducción del lince.

De momento, ambas partes comparten espacios y debates en esta feria, que se ha consolidado durante los últimos años como un potente foco comercial transfronterizo.