TEtl que no sabe es como el que no ve y yo estoy ciega. No sé qué se quiere decir con eso de la refundación del capitalismo. No entiendo lo que significa y eso me hace sentir vulnerable, expuesta a los manejos de los que además de saber tienen en la economía sus intereses. No veo y lo más probable es que me caiga y que caigan conmigo miles de millones de personas que están tan ciegas como yo. Lo único que alcanzo a ver es que los manijeros de la economía no se resignarán a que sus acciones sean examinadas y controladas y se agarrarán a los circuitos del poder para establecer ellos mismos los límites y dejar abiertas brechas por las que seguir sangrándonos. En mi ceguera vislumbro un futuro en el que millones de seres humanos seguirán en la pobreza porque otros quieren seguir siendo ricos, los más ricos, inmensamente ricos. En la oscuridad en la que me tiene sumida la falta de entendimiento se forman imágenes de pesadilla en las que estos expertos del escapismo, ocultos en las oquedades del sistema por ellos mismos reconstruido, sacan los ondulantes tentáculos por los intersticios que dejaron abiertos para atraparnos. Son ellos, depredadores sinuosos, los que van a querer servirnos de lazarillos. Dicen que es el tiempo de la política, es decir, de que la sociedad establezca límites y ordene lo que se ha desordenado para que podamos salir a la superficie. Esto tiene sentido pero en la pesadilla que se forma en la oscuridad de mi desconocimiento veo a estos vampiros a la espera de saltar sobre los políticos, clavándoles los colmillos para mediatizarlos, corromperlos y convencerlos de que dejen abiertos pequeños resquicios camuflados por donde volver a filtrarse, engordar y seguir viviendo. Es su naturaleza.

Estoy ciega, pero no tonta y no me fío.