El abogado penalista Carles Monguilod admitió ayer que, a pesar de sus 30 años de experiencia profesional, la declaración de Joan Vila, el celador de Olot (Girona) acusado de asesinar a tres ancianas internadas en la residencia La Caritat, le había impresionado. "Nos ha dejado a todos afectados", afirmó. No era para menos. Durante casi cuatro horas de comparecencia ante el juez, Vila confesó que había matado a las tres mujeres entre el 12 y el 17 de octubre.

Y explicó minuciosamente al magistrado todos los detalles que podía recordar, reconociendo que lo había hecho dándoles de beber lejía u otros productos de limpieza con un vaso y una jeringa. El celador explicó que lo había hecho porque esos días se sentía "muy eufórico, como si fuera Dios", y que su intención era evitar que las ancianas sufrieran y "darles la plenitud".

El acusado, de 45 años y natural de Castellfollit de la Roca (Girona), alegó que sufre un trastorno obsesivo compulsivo con brotes depresivos desde hace años, y que estaba siendo atendido por un médico de Olot. Vila explicó que esta dolencia le obliga a tomar diariamente cinco medicamentos y que, durante la semana en la que cometió los crímenes, estuvo bebiendo vino con refresco de cola, y algunos días no tomó las pastillas.

El celador, que atendía a los residentes los festivos y los fines de semana, hizo un alegato sobre la eutanasia ante el juez y justificó los asesinatos porque creyó que "iba a hacer un bien" y que daría "bienestar" a las ancianas, ya que gozaban de muy mala salud y vivían en unas condiciones que, según dijo, él no podría soportar. Incluso afirmó que, si estuviera en su lugar, preferiría que alguien pusiera fin a su sufrimiento.

Cuando se le preguntó sobre el terrible sistema que había utilizado para poner fin a la vida de las mujeres, Vila relató que en uno de los casos no le había parecido que la mujer sufriera demasiado tras ingerir el producto, aunque admitió que en una ocasión se planteó utilizar un tranquilizante, pero al final cambió de opinión. "El sufrimiento es un grano comparado con la plenitud", alegó en la declaración.

OBSESIONADO CON LA MUERTE El celador dijo que estaba arrepentido por lo ocurrido, pero insistió en que, cuando perpetró los crímenes, no pensaba que estuviera llevando a cabo ningún asesinato, y admitió que aún le cuesta entender que la gente considere que lo que hizo está mal. Vila declaró que está obsesionado con la muerte y explicó que su internamiento le proporcionará más tiempo para leer sobre ese tema.

Tras la declaración, el juez ordenó su ingreso en prisión sin fianza acusado de tres delitos de asesinato. Por acuerdo de todas las partes, se decretó que se lleve a cabo un examen psiquiátrico del acusado para determinar su salud mental.