El número de centros de reproducción asistida en España ha aumentado en un 61% desde el 2003. Hace 16 años había 190 clínicas de este tipo, mientras que en el 2016 ya sumaban un total de 307, según el último Registro Nacional de Actividad de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF). Cada vez son más las mujeres que recurren a estas técnicas por dos razones: el aumento de la edad maternal y una ley menos restrictiva que en otros países.

En 1984 nació en Barcelona Victoria Anna, el primer bebé probeta del país. Tras ella vinieron más, tantos que el boom de la reproducción asistida ha colocado a España como el país más activo en la materia. Para hacerse una idea de la magnitud del asunto bastan un par de cifras: solo en el 2016 se llevaron a cabo 138.553 intentos de embarazo mediante estas técnicas, gracias a las cuales nacieron 37.503 niños.

Durante la primera juventud de la reproducción asistida, las mujeres que recurrían a ella solían compartir un perfil: tenían unos 30 años, una pareja de sexo masculino y problemas de fertilidad causados por obstrucciones en las trompas de Falopio. Este patrón ha cambiado. Actualmente, la media de edad de las pacientes es de 39 años -más de la mitad supera los 40- y optan por la reproducción asistida por problemas de esterilidad asociados a su edad avanzada, según detalla a este diario el doctor Buenaventura Coroleu, responsable del Servicio de Medicina de la Reproducción de Dexeus Mujer.

«Aunque actualmente una mujer de 36 años se considera joven, a partir de esa edad las probabilidades de engendrar hijos de forma natural caen en picado, porque la calidad de sus óvulos se va deteriorando», aseguran los profesionales de la clínica, quienes apuntan que, desde el punto de vista biológico, la edad óptima es entre los 20 y los 30 años.

FERTILIDAD CADUCA / A pesar de este último dato, las españolas cada vez retrasan más su maternidad. En el 2017, la media de edad de las madres que tuvieron su primer hijo fue de 31 años y en el 8,8% de casos tenían 40 o más, la proporción más elevada en los 28 países de la UE, según la oficina estadística europea Eurostat.

La psicóloga Sandra García Lumbreras señala que, de todas las mujeres que se someten a una reproducción asistida, las que más requieren tratamiento psicológico tienen entre 40 y 42 años. Pese a que se sienten jóvenes, un día se dan cuenta de que sus óvulos no lo son tanto y se les propone la fecundación in vitro con ovocitos de una donante, ya que los suyos no tienen calidad suficiente, situación que les genera frustración y malestar emocional.

Como medida para «preservar la fertilidad», está aumentando exponencialmente el número de mujeres que deciden congelar sus óvulos con antelación, aunque aún no es una práctica muy extendida. El precio medio de una vitrificación de óvulos es de unos 2.000 euros, a los que hay que sumar el coste de renovación del contrato cada cierto tiempo, que se sitúa alrededor de los 300 euros. La recomendación de los médicos es congelar antes de los 35 años para optimizar la calidad.

Pero el incremento del negocio de la reproducción asistida no solo va ligado a la tardía edad de las mujeres que anhelan ser madres. También tiene mucho que ver la laxa ley española, que atrae al público extranjero. Nuestro país concentra un 40% del denominado turismo de fertilidad en Europa, de acuerdo con los últimos datos disponibles de la Sociedad Europea de Embriología y Reproducción Humana (ESHRE, por sus siglas en inglés).

PUERTAS MÁS ABIERTAS / Las clínicas españolas abren la puerta a mujeres solteras y lesbianas, autorizan la donación de óvulos y semen y mantienen el anonimato de los donantes. En otros países, por el contrario, no se permite el uso de estas técnicas a parejas homosexuales o mujeres solas, como es el caso de Francia e Italia, los dos países que más turismo reproductivo hacen en España, a los que siguen el Reino Unido, Alemania y Marruecos.

Como consecuencia de esta realidad, los centros de reproducción asistida cada vez tienen más en cuenta los idiomas a la hora de contratar a su personal, y no solo eso: también han abierto clínicas enfocadas al público foráneo. Este el caso del Instituto Marqués, donde más de la mitad de las pacientes son de fuera y, para atenderlas, cuentan con un equipo multilingüe que habla diez idiomas.

La fecundación in vitro es la técnica de reproducción asistida más común; se utiliza en el 89,6% de los casos y su precio en los centros privados está entre los más costosos, aunque este varía según la clínica y la ciudad. Muchas pacientes prefieren buscarse la vida para pagar el caro proceso antes de hacerlo en un centro público. Una de las razones es la demora que, dependiendo de la comunidad autónoma, puede ser de entre seis meses a dos años.

El sector privado de la reproducción asistida en España es opaco en cuanto a datos de facturación. Rechaza proporcionar cifras por temor a que sus clínicas sean percibidas como simples negocios para enriquecerse. No obstante, teniendo en cuenta sus altos precios y el número de centros y clientes, uno puede hacerse una idea de las importantes ganancias.