Don Quijote de la Mancha I , de Miguel de Cervantes, es la segunda entrega de la Biblioteca de la Literatura Extremeña y Universal, que EL PERIODICO EXTREMADURA pone mañana a disposición de sus lectores por un euro más el diario.

La primera edición del primer volumen de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha , título original, data de principios de 1605, impresa en Madrid por Juan de la Cuesta y Francisco de Robles, quienes también editaron la segunda parte diez años después. En esta primera publicación, la obra no contaba con ilustraciones, que se incorporaron en sendas ediciones en Lisboa y en Valencia, también en 1605, pero los dibujos no se realizaron para la obra. Sin embargo, en 1617, se imprime en Londres una edición inglesa con un grabado de la figura de don Quijote, Sancho y los molinos.

Los expertos en Cervantes aseguran que Don Quijote de la Mancha es la primera novela moderna, un compendio riquísimo y sugerente de altos valores literarios. En ella, Cervantes agudiza su ironía y critica la España del Renacimiento a través de la sátira contra las novelas de caballeros, mala influencia para los ciudadanos según Cervantes.

Esta crítica mordaz se refleja en las frases y locuciones verbales de la obra, así como en los refranes, de uso común actualmente: "Cuando la cólera sale de madre, no tiene la lengua padre, ayo ni freno que la corrija", "El amor todas las cosas iguala",...

Pero también se halla en los propios personajes: don Quijote, seco y testarudo, a quien la lectura de libros de caballería le hace perder el juicio; Rocinante, viejo y escuálido; Sancho Panza, grueso, hablador, bondadoso y torpón, y Dulcinea del Toboso, tosca, aunque hermosa y dulce a los ojos de don Quijote.

El personaje de Alonso Quijano, don Quijote, muestra el escepticismo de Cervantes ante la realidad del momento, demostrando que sólo a través de la utopía se llega al fin de la injusticia. Don Quijote, tras perder el juicio, se arma caballero y se lanza a la aventura para devolver al mundo la paz, el orden y la justicia. Por ello, en su errante caminar por La Mancha, una venta era un castillo, un ventero un alcalde y los molinos gigantes.