La tragedia y el milagro se dieron cita ayer en los escasos metros de un ascensor y el rellano de un décimo piso. Allí, en el número 16 de la calle de Lorena un individuo asesinó de un disparo en la cabeza a su pareja, una joven de 22 años embarazada de nueve meses, en el momento en que esta había logrado meterse en el elevador para huir. Acababan de dar las dos y media de la madrugada. Media hora después, los profesionales del Servecio de Emergencias Médicas lograban, tras realizar un cesárea post mórtem , salvar la vida que latía en el vientre de la víctima: una niña que a última hora de la noche estaba ingresada en estado grave en el Hospital Vall d´Hebron.

Los hechos ocurrieron a las 2.30 horas de la madrugada. Los vecinos, tras escuchar el disparo, avisaron a los Mossos d´ Esquadra, que se personaron de inmediato en el lugar, donde detuvieron a Daniel D. T., un español de 20 años como presunto asesino de su pareja sentimental, a la que asesinó de un disparo en la cabeza y, además de por homicidio, fue detenido también por tenencia ilícita de armas.

HERIDA MORTAL A las 2.36 horas, Emergencias recibió una llamada en la que se le daba el aviso de una mujer con un tiro en la cabeza. Menos de 10 minutos después, una unidad llegó al sitio. Tras subir a toda velocidad al décimo piso, encontraron a la mujer con un disparo fatal en la cabeza. "Se intentó reanimarla pero pronto se constató que la herida de bala que presentaba en la cabeza era incompatible con la vida", señalan fuentes del SEM. Los sanitarios vieron con alarma que la pérdida masiva de sangre que estaba sufriendo la mujer podía afectar al feto.

En un ejercicio de excelencia médica en una situación límite, los profesionales del SEM trasladaron el cuerpo de la mujer del ascensor al rellano y efectuaron una cesárea post mórtem de emergencia. Durante ese tiempo llegó una uci móvil especializada en bebés que fue fundamental para salvar la vida de la pequeña. El bebé nació en parada cardiorrespiratoria. Sin embargo, los médicos lograron reanimar a la criatura y estabilizar su situación cardiovascular, aunque precisaba de respiración asistida.

Fue entonces cuando fue trasladada a la uci para neonatos del hospital. Hoy por la mañana está previsto que los responsables del centro emitan un comunicado sobre su estado de salud.

El homicida y su víctima eran una pareja estable y, pese a su juventud, pues ella tenía 22 años y el 20, ya eran padres de una niña de tres años. Los dos residían en casa de la madre de él, que fue detenido en el mismo lugar de los hechos pues tras asesinar a su pareja se quedó en el sitio sin intentar la fuga.

En el edificio, los vecinos comentaban consternados e incrédulos lo ocurrido. Rosa María Bea, la portera, fue la encargada de limpiar los restos de sangre.