El chapapote aún afecta a las playas cantábricas siete meses después de que naufragara el Prestige con 77.000 toneladas de fuel en sus bodegas. El vertido amenaza ahora la temporada turística en el litoral.

El Gobierno vasco anunció ayer que está dispuesto a prohibir el baño en las playas de Euskadi si los análisis diarios de las aguas apuntan el más mínimo riesgo para la salud ante la masiva presencia de restos de fuel. El portavoz del Ejecutivo, Josu Jon Imaz, respondió ayer a las críticas de colectivos ecologistas sobre el peligro de estas manchas y anunció que al gabinete de Juan José Ibarretxe no le "temblará el pulso" para tomar una decisión drástica de ser necesaria.

El considerable aumento de galletas de fuel en todos los arenales vascos desde el domingo no cesa. Las 22 toneladas recogidas el martes en las playas vasca casi se duplicaron ayer.

En Galicia, la llegada de nuevas galletas de fuel ha provocado la alerta de muchos ayuntamientos costeros que temen perder las banderas azules con las que han sido distinguidas varias de sus playas. Sólo ayer se retiraron casi 4.000 kilos de residuos de las playas del norte de Galicia, según datos oficiales, aunque los alcaldes de las zonas afectadas procuran ser más optimistas con las cifras de hidrocarburo recogido. Tal es así que incluso hay sospechas de que se oculta parte del petróleo detectado, según denunciaron los vecinos de la playa lucense de Altar.