Isabel Carrasco es la chef española en la que confían las famosas preocupadas por lo que comen. En Londres, adonde llegó hace un par de años desde Nueva York, ha preparado cenas y fiestas para Stella McCartney y Gwyneth Paltrow. De esas actividades culinarias te enteras por casualidad, porque ella es muy suya y no va dándose el pisto. Es, sin embargo, una profesional cotizada en el mundo de la macrobiótica, con fama de cocinar rico, además de sano. "Muchos famosos tienen cocineros que van con ellos a todas partes. Viajan continuamente y no pueden estar comiendo todo el día en hoteles y restaurantes", explica Isabel. "Mis colegas cuelgan fotos de islas privadas y sitios fabulosos. Si yo no tuviera familia, podría estar todo el día por ahí".

Hasta cierto punto, su interés por el mundo de la macrobiótica comenzó por casualidad, hace casi 25 años, cuando vivía en Milán. "Los italianos son tan creativos que creo que si hubiera tomado clases de cualquier otra cosa me habría enganchado igual", cuenta riéndose en un café de Hampstead, donde tiene lugar la charla. De Italia se fue a estudiar cocina a Suiza, pero donde lo aprendió casi todo fue en la escuela de un matrimonio japonés, Herma y Cornelia Aihara, en California. Allí pasó un año entero. "Era como una familia. De hecho, aquella gente tuvo en mí mucho más impacto que algunos de mis familiares".

Del jamón a las algas

En España, sus padres y sus amigos estaban horrorizados y no podían entender lo de cambiar la tapita de jamón y lomo por unas algas. "Me decían: '¿Quién te ha metido en esto?'. Pensaban que había entrado en una secta o algo así". A ella le espanta ver las guerras en Facebook de los macrobióticos puros, "que arremeten contra quienes se saltan algunos principios inquebrantables, como si fuera un dogma".

En Nueva York, donde vivió muchos años con su marido, el periodista Carlos Fresneda, trabajó en el restaurante Angelica's Kitchen, dio clases particulares y preparó cáterings para 50 personas. "Pero lo que realmente te daba dinero era cocinar en casas particulares de gente muy rica". Los platos de esta extremeña se basan en cereales, legumbres y verduras, "que vienen a ser la base de casi todas las cocinas tradicionales". No emplea carne, pescado ni lácteos, y en los postres sustituye el azúcar por jarabe de arce y excluye la harina refinada.

El menú que preparó en la casa de Stella McCartney, en Notting Hill, fue una sopa de mijo, ensalada de quinoa, estofado con garbanzos y una tarta de plátano. "Es una persona muy agradable y muy ocupada. Tiene cuatro hijos, su negocio y muchas obligaciones. Una cocinera le hace la comida todos los días, pero de vez en cuando me llama".

También ha cocinado para Gwyneth Paltrow, autora de varios libros de recetas. A la actriz la suelen poner como hoja de perejil en las redes sociales por sus comentarios sobre alimentación y salud. A Isabel, sin embargo, le gustan los vídeos que Paltrow ha colgado en su blog. "Flipé cuando los vi. Te van diciendo cómo hacer los platos, paso a paso, de un modo muy atractivo. Me parece estupendo que quienes pueden pagarlo hagan cosas así, porque otra gente lo aprovechará".

Una de sus mejores amigas es Mayumi Nishimura, una japonesa a la que conoció en el instituto Kushi y que ha sido cocinera de Madonna desde el 2001. También está en contacto con la irlandesa que prepara las comidas macrobióticas de Nicole Kidman. Ellas viajan constantemente, una vida que Isabel, con tres hijos, no desea. "Yo no puedo hacer eso, pero siempre les digo a los chicos que tienen en casa una chef de primera".