Ana Garrido Rey tiene 16 años y estudia cuarto de ESO en el instituto Valle del Jerte. Hasta ahí no sería una chica diferente a otras pero esta placentina tiene una afición poco común en chicas de su edad, el skate. Tanta es su pasión por el patín que hasta sueña con él: "Mi sueño ha sido siempre montar en patín, muchas veces he soñado que iba por la calle montada en mi patinete", confiesa. Ahora lo ha conseguido, es la única chica en la escuela de skate que organiza el ayuntamiento placentino y utiliza el patín para entrenar y como medio de transporte.

"Casi siempre salgo de casa con el patín en vez de ir andando". Lo hace cuando queda con sus amigas para tomar algo, cuando tiene que ir al dentista y sobre todo, para desplazarse hasta la factoría joven, donde entrena con el resto de compañeros de escuela, todos chicos. Sabe que es el objeto de muchas miradas y dice que son peores las chicas. "Las típicas chicas pijas se te quedan mirando con cara rara, pero a los chicos les encanta ver a una chica patinando".

Con sus amigas no hay problema y sus padres "se van acostumbrando", dice. Fue su madre quien le regaló su primer patín por Reyes "porque se lo pedí. Ella dice que es un deporte peligroso y preferiría que practicara otro, pero me dice que tenga cuidado y que me ponga protecciones".

Este es el segundo año que asiste a la escuela que le está ayudando a cumplir su sueño. Está muy agradecida su monitor, Oscar García, que le ha enseñado a algo más que tirarse por las cuestas, como hacía de pequeña. "Todo lo que sé lo he aprendido de él. Ahora puedo hacer algunos trucos y desplazarme por la rampa hasta llegar arriba", cuenta.

Tiempo y motivación para seguir practicando no le faltan: "A veces da un poco de miedo cuando estás en la rampa, pero hay que ser valiente porque en este deporte, si no eres valiente, no haces nada".

Por eso se producen tantas caídas, pero los moratones no le importan. "Me he hecho esguinces, heridas y muchos moratones y mis amigas me dicen que luego voy con falda y se me ven, pero a mi no me importa".

Incluso le gustaría participar en alguna competición para seguir aprendiendo y conocer a gente porque "los que patinan ven la vida de otra forma, es gente más abierta y muy simpática, no les da vergüenza relacionarse con la gente".

Por todo esto, no duda en animar a otras chicas a practicar este deporte, porque "no es cosa de chicos, cualquiera lo puede practicar y además haces mucho ejercicio físico y te mantiene en forma". Le gustaría tener alguna compañera de patín en la escuela de skate, pero tiene claro que no lo va a dejar porque lo que siente sobre el patín lo compensa todo. "Es una sensación que no se puede explicar, te sale de dentro".