Los televidentes chinos se han quedado este mes de junio sin la cadena de televisión por internet HBO por un puñado de chistes sobre su presidente y un listado escueto de sus violaciones de derechos humanos. Estas bromas y denuncias se pudieron ver y oír la semana pasada en el programa de John Oliver, 'Last Week Tonight', y la censura china ha bloqueado inmediatamente la señal de la conocica plataforma estadounidense.

El cómico británico cometió la imperdonable ofensa de comparar a Xi Jinping con Winnie the Pooh. El asunto viene de lejos: una foto que mostraba a Xi caminando junto al espigado expresidente estadounidense Barack Obama empujó a un internauta a relacionar el escaso porte del líder chino con el personaje de dibujos animados. El osito rechoncho ha sido víctima de la censura desde entonces.

Oliver se refirió también a Xi como ese “tío extraño que tiene encerradas a 800.000 personas en el sótano”, y se puso más serio para recordar los puntos más oscuros de su Gobierno: la eliminación de los límites temporales para ejercer la presidencia, los campos de reeducación en la provincia musulmana de Xinjiang, los controles cada vez más sofocantes sobre la sociedad civil o el abyecto arresto domiciliario que sufre la viuda de Liu Xiaobo, el Nobel de la Paz fallecido meses atrás mientras cumplía una condena de cárcel. A Oliver le bastaron 20 minutos para pisar todos los callos de un Gobierno que no cuenta con el sentido del humor y la capacidad de digerir críticas entre sus mejores virtudes.

La censura empezó borrando todas las alusiones al programa en Weibo, la red social parecida a Twitter. Cualquier búsqueda de Shangzhou jinye xiu, su nombre en mandarín, acaba con un mensaje de “Contenido ilegal” en la pantalla. También desaparecieron de la red todos los fragmentos del 'show' de Oliver sobre el presidente que los internautas habían colgado. La organización greatfire.org, que monitoriza la censura en China, informó el sábado, 23 de junio, de que la web de la plataforma era inaccesible.

La llegada al poder de Xi ha acentuado la censura por el miedo a la intoxicación de valores occidentales. La cadena HBO ha sufrido durante años los embates de la ciberpolicía incluso en su serie icónica 'Juego de Tronos', por lo que muchos internautas chinos utilizan redes privadas virtuales para eludir el control.