Si viajáramos por el espacio en las proximidades de la Estrella Polar, es posible que en algún momento nos llegara una leve señal desde el planeta Tierra. Si así fuera, seguramente se trataría de Across the Universe, la célebre canción de los Beatles lanzada al espacio en el 2008 en conmemoración del 50 aniversario de la creación de la NASA. Aun así, no sería la primera vez que las melodías del cuarteto británico resuenan en el espacio. En el 2005, Good day sunshine, Here comes the sun, Ticket to ride y A hard day’s night se convirtieron en la banda sonora de la Estación Espacial Internacional. De una manera u otra, son muchos los que afirman que el famoso grupo ha formado parte de la exploración espacial desde sus inicios.

La irrupción de los Beatles en el panorama musical de los 60 revolucionó el mundo occidental. La beatlemanía no tardó en convertirse en un fenómeno social que, según el historiador André Millard, debería entenderse como un «arrebato de masas» relacionado con los cambios económicos, tecnológicos y demográficos de la época. John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr, también conocidos como los cuatro fabulosos de Liverpool, marcaron un antes y un después en la cultura de masas y dejaron una huella inequívoca en nuestra sociedad.

HOMENAJES CIENTÍFICOS / Viviana Ambrosi, autora de La Scienza dei Beatles (La ciencia de los Beatles), explica que la revolución de la beatlemanía no tardó demasiado en impregnar también el mundo científico: «la banda rápidamente se convirtió en un fenómeno planetario, por lo que no es de extrañar que existan numerosas referencias a ellos incluso en el ámbito de la ciencia». En su obra, Ambrosi analiza de qué manera los fabulosos cuatro consiguieron impregnar la cultura científica, desde la física hasta las matemáticas, pasando por la biología e incluso las ciencias de la Tierra. En este sentido, la autora destaca: «Tan solo hace falta recordar que existen alrededor de 100 especies bautizadas en homenaje al grupo británico». Por ejemplo, en honor a Lennon se han bautizado un parásito (Notiospathius johnlennoni), una araña (Bumba lennoni) y una avispa (Notiospathius johnlennoni), entre otros especímenes.

La música de los Beatles, más allá de inspirar a varias generaciones, también sirvió para financiar algunas investigaciones científicas importantes. Por ejemplo, parte de las ventas del noveno disco de la célebre banda, el conocido como The white album, fueron destinadas a los estudios del Godfrey Newbold Hounsfield sobre rayos X, lo que más tarde le llevó a ganar un Premio Nobel. «Quizá sin la aportación de los Beatles hoy en día no tendríamos tomografías», concluye Ambrosi.

Tradicionalmente, los objetos celestes han sido bautizados con referencias mitológicas. Pero ahora, al lado de los dioses griegos, también podemos encontrar personajes célebres de nuestro tiempo. Cinco asteroides descubiertos en la década de los 80 fueron bautizados como Beatles, Lennon, McCartney, Harrison y Starr. Ambrosi destaca asimismo que «también existe una constelación que se llama Harry Potter».

Aunque la carrera musical de los Beatles no duró más de una década, la beatlemanía ha seguido viva hasta nuestros días. En el 2004, astrofísicos de la Universidad de Harvard descubrieron el diamante más grande del universo: los restos de una estrella enana blanca recubiertos de carbono cristalizado del tamaño de la Luna. Los astrónomos apodaron el cuerpo celeste como Lucy en honor a la célebre canción de los Beatles Lucy in the sky with diamonds. En 1974, la misma referencia sirvió para bautizar un famoso esqueleto de Australopithecus que vivió hace 3,2 millones de años en lo que hoy es Etiopía. A partir del 2021, Lucy también se convertirá en una misión de la NASA destinada a explorar el cinturón de asteroides troyanos de Júpiter.

‘POP SCIENCE’ / Lejos de ser la excepción que confirma la regla, los Beatles no son los únicos referentes de la cultura popular en impregnar la ciencia. «Deberíamos dejar de ver a los científicos como gente encerrada en sus laboratorios -destaca Ambrosi- para entender que también son personas que, como todas, tienen gustos y aficiones». «Como la mayoría de nosotros, los investigadores intentan incluir las cosas que aman en su trabajo», concluye la autora.

La beatlemanía científica, igual que el resto de referencias pop, también puede entenderse como una estrategia para acercar los últimos descubrimientos científicos al gran público. En este sentido, se trataría de pop science, un recurso para hacer accesible la ciencia a personas que normalmente no estarían interesadas en el tema. Célebres divulgadores de nuestra época, como es el caso de Carl Sagan, Nyle deGrasse Tyson e incluso Stephen Hawking, han apostado por utilizar medios mainstream para transmitir su mensaje. Prueba de ello son los cómics, películas y series inspiradas por estos grandes comunicadores de la ciencia.