Colgué mi ADN en internet para combatir el miedo de la gente a la biotecnología". Así expresó Craig Venter su activismo en favor de la genética ayer, en la ciudad de Barcelona. Este científico norteamericano, entre los primeros en secuenciar el genoma humano en el 2001, inauguró el pasado domingo la décimo cuarta Conferencia Europea de Biotecnología, que reúne por primera vez en Barcelona a mil investigadores y empresarios de más de 50 países de todo el mundo. Ayer anunció que su barco de investigación está ahora anclado en el puerto de la capital catalana. El Sorcerer II empezará en noviembre desde España un recorrido por el Mediterráneo en busca de genes desconocidos con los que ampliar su investigación.

Venter ha sido también una de las primeras personas en tener un mapa detallado de su propio ADN. Ha hecho público su genoma para atajar las cuestiones de privacidad que se plantean en relación con la genética, que califica de miedos que obstaculizan el avance de la ciencia. "Mi autobiografía revela mucho más de mí", bromeó ayer durante su participación en la conferencia de biotecnología.

UN ENFOQUE RADICAL "En el fondo, todavía sabemos muy poco sobre el ADN y su funcionamiento", reconoció Venter durante su alocución. "Queda mucho por descubrir". Por esta razón, el científico ha adoptado un enfoque de investigación radical: recorrer los mares del mundo recogiendo la mayor cantidad posible de genes de microorganismos acuáticos (20 millones ha secuenciado hasta ahora). "El viaje de Darwin en el Beagle fue algo parecido --explicó--, pero él únicamente disponía de sus ojos y nosotros contamos con la tecnología".

ORGANISMOS VIVOS El objetivo de este científico es descubrir genes desconocidos para usarlos en la fabricación de organismos artificiales que sirvan de alguna utilidad al ser humano. Efectivamente, Venter ha conseguido recientemente sintetizar porciones de ADN y trasplantarlas de una bacteria a otra. Según afirma, no le falta mucho para conseguir fabricar bacterias artificiales vivas.

Los genes pescados le servirían para dotar a estos seres de capacidades extraordinarias, como la de producir gran cantidad de biocombustible. "Un problema serio de proyectos como este es que desconocemos cómo funcionan la mayoría de los seres vivos", comentó por su parte Luis Serrano, investigador del Centro de Regulación Genómica, que no está implicado en el proyecto de Venter. "Por esto, estamos obligados a hacer ingeniería genética a ciegas", concluyó su intervención.