Son seis desconocidos obligados a convivir durante una semana. Están encerrados; uno de ellos tiene gripe. Si acabarán todos contagiados --o solo unos cuantos--, si harán falta dos o tres días para que desarrollen la enfermedad, si el virus se transmitirá por contacto o por vía aérea: son las preguntas que intentarán responder los científicos británicos que estarán observando de cerca al grupo, controlando desde fuera esta especie de Gran hermano de la investigación científica diseñado con el solo propósito de entender mejor los mecanismos de transmisión de la popular enfermedad. Seis desconocidos y un virus. Y a ver qué sucede ahí dentro.

El experimento aún no está listo. Las instituciones y entidades involucradas están buscando a 200 voluntarios dispuestos a pasar la prueba, es decir, a ser encerrados en grupos de seis en un cuarto de hotel --debidamente acondicionado-- a la espera de que el virus haga de las suyas. El profesor John Oxford, director científico de Retroscreen Virology --una de las empresas responsables-- dijo al Financial Times que una variante del virus A de la influenza (el H3N2) le será inoculado por la nariz a uno de los integrantes, y que a partir de ahí todo será observación. Cada uno cobrará unos 3.500 euros.

UN GRAN VACIO INFORMATIVO Dos siglos después de que la comunidad científica empezara a intentar desentrañar los secretos de la enfermedad, aún no hay consenso sobre si el virus se transmite por el aire o por el contacto de los infectados con algunas superficies. "Sobre la transmisión de la gripe se debate mucho y se conoce poco", declaró Jonathan Van-Tam, investigador de la Universidad de Nottingham encargado de ultimar los detalles prácticos de la prueba. Van-Tam, experto en epidemiología de la gripe y en prevención de pandemias, ha elaborado estudios sobre, por ejemplo, su expansión en los hospitales, tratando de resolver cuestiones en apariencia tan sencillas como si las mascarillas sirven realmente para evitar el contagio. Al menos uno de los miembros de cada grupo llevará una siempre.

Pero también se trata de resolver otros interrogantes: si lavarse las manos sirve y si sirve de algo mantener distancias con el enfermo. Las pruebas, dijo el profesor Oxford, se pondrán en marcha a principios del 2009, y aunque no serán cuatro ni cinco ni seis meses los que los conejillos de indias permanezcan encerrados, sí pasarán siete días.