Un equipo de científicos de la Universidad de Medicina de Texas ha encontrado el "talón de aquiles" del VIH en una parte de la proteína que lo recubre, que es esencial para el desarrollo del virus en las células a las que ataca. El punto débil del Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), que afecta a millones de personas en el mundo, está oculto en la proteína gp120 que envuelve al virus.

Así lo explican los científicos Sudhir Paul, Yasuhiro Nishiyama y Stephanie Planque en un artículo titulado "Catalytic antibodies to HIV: Physiological role and potential clinical utility". Esta proteína es esencial para que el VIH se adhiera a las células huésped en las que se introduce y desde las que se inicia la infección que provoca el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida o SIDA.

El equipo médico ha sido capaz de fragmentarla y destruir la parte que actúa como "cerebro", -una secuencia de aminoácidos que permanecen invariables pese a los cambios a los que se somete constantemente el virus-, algo que será muy útil en el tratamiento y la prevención de la enfermedad. Normalmente las defensas inmunológicas que genera el cuerpo humano pueden evitar los virus creando proteínas (anticuerpos) que consiguen bloquear el virus. Sin embargo, en el caso del VIH el virus está constantemente mutando y los anticuerpos no son capaces de controlar su progresión. Precisamente ésta es la razón por la que no hay una vacuna preventiva del VIH, ya que, ante cualquier mutación del virus los anticuerpos que pudiera generar el cuerpo no servirían.

En concreto, ese "talón de Aquiles" es un pequeño tramo entre los aminoácidos 421-433 de la proteína gp120, que está siendo estudiado para utilizarlo como agente terapéutico. Estos aminoácidos hacen de "cerebro" del virus que, pese a los cambios a los que se va sometiendo para engañar al cuerpo humano, permanecen invariables y le recuerdan cómo atacar a las células.

"Pese a los cambios a los que se somete la proteína que lo envuelve, el VIH necesita al menos una parte que debe mantenerse constante para recordarle cómo tiene que atacar a las células en las que se introduce. Sin esta región el VIH no puede infectar a las células", indica Sudhir Paul, profesor de patología de la Escuela de Medicina de Universidad de Texas, y director del estudio.

"El VIH no quiere que los anticuerpos ataquen a esa zona y utiliza la misma estructura celular para atacar y confundir a los linfocitos B -las células productoras de anticuerpos-, que hacen abundantes anticuerpos de las regiones variables del VIH, pero no de esta parte principal", explica. "Los inmunólogos llaman a estas regiones superantígenas. El VIH tiene una astucia inigualable. Ningún otro virus utiliza este truco para eludir las defensas del organismo".

A partir de este descubrimiento, el grupo ha diseñado anticuerpos con actividad enzimática, conocidos como "abzymes", que pueden atacar estos aminoácidos de una manera precisa. "Los 'abzymes' reconocen prácticamente todas las diversas formas del VIH encontradas en el mundo. Esto resuelve el problema de la mutabilidad del VIH. El siguiente paso es la confirmación de nuestra teoría en ensayos clínicos humanos", señala Paul. A diferencia de los anticuerpos, los "abzymes" degradan el virus de forma permanente. Según se indica en el estudio, una sola molécula de "abzyme" puede acabar con miles de partículas del virus, mientras que los anticuerpos pueden sólo con una sola partícula y el efecto de los retrovirales también es mucho más débil.

La científicos estudian ahora si esto puede aplicarse al desarrollo de vacunas que puedan ser utilizadas como un microbicida para prevenir la transmisión sexual del sida.

Los primeros casos de sida se conocieron a principio de los ochenta, desde entonces se ha propagado por todo el mundo, especialmente en los países en desarrollo. En 2007, según un informe de la Organización Mundial de la Salud y las Naciones Unidas, 33 millones de personas padecían sida.