Lograr un hígado apto para trasplantes y conservarlo en buen estado antes de llegar al receptor no es tarea fácil. Una vez extraído, lo que se hace normalmente es mantenerlo con hielo a 4ºC. Sin embargo, ralentizar el metabolismo del hígado puede acabar dañándolo e inutilizándolo, un grave problema si se tienen en un cuenta las largas listas de espera.

Ahora, un estudio encabezado por investigadores de la Universidad de Oxford, con participación del Hospital Clínic de Barcelona, ha confirmado que la conservación a temperatura corporal (37ºC) mediante el uso de máquinas de perfusión normotérmica -un equipo para mantener el órgano en actividad- frena el deterioro del hígado y aumenta por tanto la disponibilidad para trasplantes. «Podríamos disponer hasta de un 30% más de órganos», calcula el coautor Juan Carlos García-Valdecasas, jefe del Servicio de Cirugía General y Digestiva del Hospital Clínic y catedrático de la Universidad de Barcelona (UB).

COMPARACIONES/ Concretamente, los investigadores coordinados por David Nasralla compararon el comportamiento de 120 hígados conservados a temperatura corporal frente a 100 refrigerados. Y el resultado no dejó lugar a dudas: hubo una reducción del 50% en el daño que sufre el órgano trasplantado. Los detalles del estudio se han publicado en la revista científica Nature. Además, un año después de haberse sometido a la operación, los trasplantados no mostraban diferencias significativas en cuanto a complicaciones en el conducto biliar o tasas de supervivencia.

Claro está que la alternativa no sería posible sin la tecnología. Las máquinas de perfusión hepática normotérmica, conocidas con las siglas en inglés NMP, recrean grosso modo las condiciones del cuerpo humano, incluido el bombeo de sangre oxigenada a la misma presión en un circuito cerrado y con un aporte de nutrientes (aminoácidos), relata García-Valdecasas. Se añade incluso una sustancia anticoagulante y otra para evitar que la acidez se dispare.

Normalmente, un hígado donado puede aguantar refrigerado durante unas 10 horas, mientras que con este sistema se puede llegar a 24, prosigue el especialista del Clínic, quien recuerda que su equipo investiga en máquinas de perfusión desde hace dos décadas.

DESECHAN HASTA EL 30% / Sin embargo, luego precisa. «No creo que lleguen a sustituir a la conservación en frío en circunstancias normales, pero podrían ser muy buena opción en órganos que se desestiman porque se considera que no se conservarán bien», destaca en otro momento de su estudio García-Valdecasas. «Actualmente se desechan hasta el 30% de los potenciales órganos para trasplantes», añade.

El especialista comenta asimismo en otro momento que con las máquinas de perfusión se aprecia incluso una mejora en la función de los hígados.