La enfermedad de Alzheimer, la forma de demencia más destructiva de las que afectan al ser humano, se multiplica de forma alarmante en los países desarrollados, sin que los gobiernos pongan los medios necesarios para afrontarla. En España, donde el mal se ha diagnosticado a unas 600.000 personas, miles de afectados por esta demencia viven en sus casas sin diagnóstico, tratamiento o apoyo para sus familias, expusieron ayer en Madrid los científicos participantes en el Encuentro de Expertos en Demencias. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha anunciado que las cifras de afectados por el mal de Alzheimer se habrán triplicado en Occidente antes del 2040.

Esta enfermedad es ya un grave problema sociosanitario y económico en los países que, como España, se rigen por los principios del Estado del bienestar. Atender a un enfermo de Alzheimer de forma razonable es caro y las familias de afectados reclaman ayudas. Las medidas dirigidas a afrontar las duras circunstancias en que transcurre el proceso exigen una dedicación económica que, según los expertos, debe incluir medios para detectar el mal en sus inicios: el Alzheimer no se cura, pero sí que es posible ralentizar sus consecuencias, aseguran.

La creación de una red de hospitales de día, talleres de estimulación psicomotriz y centros sanitarios o residencias especializadas de financiación semipública es otro aspecto ineludible si se quiere afrontar seriamente el problema, añaden.

SE PUEDE ENLENTECER "El proceso degenerativo que caracteriza al Alzheimer, la destrucción de neuronas, no se puede frenar, pero, diagnosticado en su fase más inicial, es posible ralentizar los efectos que esa pérdida provoca en la vida del enfermo", afirma el doctor Rafael Blesa, responsable del servicio de Neurología del Hospital de Sant Pau, en Barcelona, y presidente del encuentro de Madrid.

El mal de Alzheimer, para el que la OMS convoca el martes su día mundial, consiste en un proceso neurodegenerativo progresivo, de origen desconocido y sin tratamiento farmacológico eficaz. Las células neuronales, encargadas de transmitir la información que rige las funciones del cerebro, mueren (se cree que por fallo genético) dejando tras de sí una sustancia, la proteína amiloide, que se agrupa y engancha sobre las redes celulares sanas, impidiendo su conexión. "La proteína amiloide se convierte en una piedra indigerible para las neuronas y las mata", explica Blesa.

Las tres familias de nuevos fármacos que se administran a los enfermos buscan mantener activas las funciones de las neuronas que aún no han sido alcanzadas por esa destrucción. La prevención del Alzheimer es una nebulosa en la que los médicos destacan la estrecha relación que, se ha comprobado, existe entre la mala salud cardiovascular y la aceleración de la demencia.

"Los factores de riesgo de sufrir una embolia son también signos de alerta del Alzheimer --asegura Blesa--. Prevenir las enfermedades cardiovasculares es una forma de alejar esta demencia". "Llevar una vida activa, no fumar, hacer ejercicio, mantener un buen estado de ánimo, interesarse por lo que ocurre, amar a la gente y tener buen carácter son recursos eficaces contra el Alzheimer", describe el neurólogo.

RELACION CEREBROVASCULAR Una de cada cuatro personas que ha sufrido un ictus o accidente cerebrovascular pierde de forma definitiva parte de su función intelectual, añaden. "Es lo que se conoce como demencia vascular, que produce pérdida intelectual y autonomía --explica el neurólogo David Muñoz, de la Fundación Ruber Internacional, de Madrid--. Las enfermedades cerebrovasculares agravan el Alzheimer, aunque no son su causa".