Según Homero, Oikoumene es el territorio habitado por seres humanos. Pero, al mismo tiempo, Oikoumene es "un punto de encuentro" de diferentes culturas. Estas palabras parecen escritas para la extraordinaria exposición "Nymphea, confín de Oikoumene, que acoge el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida y que reúne 168 piezas arqueológicas procedentes des distintos puntos del Mediterráneo: Grecia, Egipto, Asia Menor y el imperio Romano, seleccionadas de las cerca de 20.000 que se encuentran en los fondos del Museo Ermitage de San Petesburgo (Rusia).

La exposición, que cuenta con Roberto Rivas como comisario y que está patrocinada por la obra social de Caja Duero, se dedica a explicar la historia de la antigua ciudad de Nymphea, cerca de la ciudad de Kerch, en Crimea.

Nymphea fue descubierta a raíz de unos hallazgos en 1866 de unas piezas de orfebrería del siglo VI a. C, que se encontraban en un sepulcro bajo un túmulo de la hacienda Eltigen, cerca de Kerch.

Pero las excavaciones no comenzaron hasta 1939 y aún no han terminado. Durante este tiempo las expediciones arqueológicas del Ermitage han dado como resultado acercar a los visitantes la historia de la ciudad de Nymphea.

Entre las piezas destaca el perfecto acabado de la cerámica de barniz negro y la de figuras rojas; las piezas de vidrio, entre las cuales resalta una joya: el retrato de la emperatriz Livia, única en el mundo. También destaca el trabajo de los restauradores del Ermitage, que a partir de 20.000 fragmentos de estuco lograron recomponer la imagen de un barco griego y parte de una pared llena de dibujos e inscripciones.