El presidente del Gobierno balear, Jaume Matas (PP), anunció ayer que en un plazo máximo de tres años el puerto de Ciutadella (Menorca) tendrá un dique exterior. El objetivo es evitar catástrofes como la ocurrida el pasado jueves en el puerto menorquín, a consecuencia de la rissaga o resaca (brusca variación inesperada del nivel del mar), que provocó el hundimiento de 30 embarcaciones y daños en otro centenar de barcos y en comercios. Matas se enfrenta a la oposición del Consell de Menorca, dirigido por PSOE y PSM, para hacer el dique, aunque su gobierno tiene las competencias.

"Presentaremos varios proyectos al Consell de Menorca para que elija --afirmó--, pero no quiero más excusas. El dique exterior se va a construir para evitar desgracias".

Matas considera "vital" para Ciutadella construir un dique exterior para el atraque de los barcos que transportan pasajeros. El presidente balear está convencido de que si en el momento de la rissaga llega a estar amarrado un barco de pasajeros en el puerto

"hubiese habido un desastre". "No voy a consentir ni un minuto más que Ciutadella esté así. Quiero una respuesta urgente del Consell", repitió Matas.

También anunció que habrá ayudas económicas para los propietarios de barcos de pesca que, por culpa de la rissaga, no podrán seguir con la captura de langostas. El Ejecutivo ha evaluado en 9 millones de euros los daños.

Quienes se oponen a la iniciativa, científicos y universitarios, entre ellos, aseguran que no evitará el efecto de la rissaga, que describen como una ampliación de la oscilación normal del nivel de las aguas en el puerto.