Los científicos dan la razón a la generación Greta. El mayor peso de la crisis climática va a recaer sobre sus espaldas. Y no solo porque son los que heredarán el planeta, como sostiene la adolescente sueca, sino también porque son los más vulnerables y sus efectos negativos los sufrirán durante más años. Una nueva investigación mundial hecha pública la pasada madrugada desvela que los más pequeños son el blanco perfecto del aumento de infecciones vinculadas al calentamiento, de la malnutrición por la caída de las cosechas y de la contaminación.

«El cambio climático ya está dañando la salud de los niños del mundo, y la tendencia apunta a que afectará al bienestar de una generación completa a menos que el mundo cumpla con las metas del Acuerdo de París para limitar el calentamiento a muy por debajo de 2°C», advierten los científicos.

El estudio, publicado en The Lancet, es el balance anual Lancet Coutdown correspondiente al 2019 sobre el impacto de la crisis climática en la salud que llevan a cabo 120 expertos pertenecientes a 35 instituciones. Entre estas figuran la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Banco Mundial, el University College London y la Universidad Tsinghua.

MALA SALUD / Si el mundo sigue actuando como si no pasara nada y las emisiones de dióxido de carbono y el cambio climático continúan al ritmo actual, un niño que nazca hoy se enfrentará a un mundo con unas temperaturas medias por encima de 4°C más altas antes de cumplir 71 años. Ello supondrá una amenaza para su salud a lo largo de cada etapa de la vida, enfatiza el informe. «Los niños son especialmente vulnerables a los riesgos sanitarios del cambio climático. Sus cuerpos y sistemas inmunitarios aún están en proceso de desarrollo, por lo que son más susceptibles a enfermedades y contaminantes medioambientales», según Nick Watts, director ejecutivo de la Lancet Countdown. «Los daños ocurridos en la primera infancia son persistentes y generalizados, y sus repercusiones sanitarias duran toda una vida», añade.

La reducción de las cosechas amenaza la seguridad alimentaria y sube los precios de los alimentos. Durante los últimos 30 años, el potencial de rendimiento medio a nivel mundial de alimentos clave ha disminuido significativamente: el maíz un 3%, el trigo de invierno un 4%, la soja un 3% y el arroz un 2%. Los lactantes y niños de corta edad son los más afectados por la malnutrición y problemas sanitarios relacionados, como el retraso en la estatura, sistemas inmunitarios débiles y problemas de desarrollo a largo plazo.

LAS BACTERIAS / Los niños son especialmente susceptibles a las enfermedades infecciosas que dejarán a su paso el aumento de las temperaturas. En los últimos 30 años, el número de días con las condiciones climáticas adecuadas para las bacterias Vibrio, que causan gran parte de las enfermedades diarreicas del mundo, se ha duplicado.

De manera similar, los patrones meteorológicos cambiantes están creando entornos favorables para las bacterias Vibrio cholerae, lo que incrementa la probabilidad de brotes de cólera en países donde la enfermedad no ocurre con frecuencia.

El dengue, estimulado por el cambio climático, es la enfermedad vírica transmitida por mosquitos que se está propagando más rápidamente en el mundo. Nueve de los 10 años más adecuados para la transmisión del dengue han ocurrido desde el 2000, y han permitido que los mosquitos invadieran nuevos territorios a lo largo de Europa. Alrededor de la mitad de la población mundial están ahora en peligro de transmisión.

LA CONTAMINACIÓN / En el terreno de la contaminación, la principal amenaza son las partículas en suspensión PM2,5, procedentes sobre todo del tráfico y de las centrales de carbón.

Si Europa respirara un aire con los niveles de PM2.5 de 2016 durante toda la vida de la población actual, las pérdidas económicas y los gastos sanitarios de enfermedades relacionadas con la contaminación del aire y las muertes prematuras podrían alcanzar los 129.000 millones de euros al año, concluye el informe dado a conocer ayer.