Mantener abierta la negociación, pero aplazando las decisiones trascendentales hasta nueva fecha, posiblemente a partir del 2015, parecía ayer la única aspiración, pobre aspiración, de la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático. La cumbre debía concluir anoche con un texto de consenso, pero todas las delegaciones presentes en Durban (Suráfrica) daban por hecho que las negociaciones se iban a prolongar hasta altas horas de la noche o incluso la madrugada de hoy.

Anoche, los que más alto se atrevían a apostar lo hacían por un acuerdo de mínimos en el que los principales países emisores de gases de efecto invernadero no asumirían ningún compromiso de reducción, pero al menos seguirían sentados a la mesa y no enviarían al garete 13 años de negociaciones. La presidencia surafricana de la reunión presentó por la tarde un borrador que establecía que "los países aceptan lanzar un proceso para desarrollar un marco legal aplicable a todos bajo la Convención de las Naciones Unidas de Cambio Climático después del 2020".

El texto se tenía que seguir negociando porque no gustó ni a la UE ni a los más de 120 países que apoyan la hoja de ruta propuesta por los europeos. "El clima está muerto", reaccionó a sangre caliente un delegado boliviano al conocerlo. Para la UE, los términos también eran inaceptables. En los tratados multilaterales, la elección de las palabras no es baladí: la expresión ±marco legalO no satisfizo al grupo europeo, que exige un marco global sobre reducción de emisiones jurídicamente "vinculante" --es decir, obligatorio-- y no solo "legal". Otro escollo eran los plazos, que no es poco: el texto propuesto fijaba un calendario para empezar a cumplir los compromisos lo más abierto imposible, "a partir del 2020". En definitiva, el borrador era débil y parecía, según la opinión compartida entre los delegados, como la fórmula fácil para que EEUU, China y la India lo pudieran aceptar. Por la vaguedad de sus términos y la inconcreción temporal.

El borrador sí que prevé alargar el Protocolo de Kioto hasta el 2020, como pedían los países pobres, pero en realidad es una victoria simbólica porque los países que actualmente se someten a las obligaciones del tratado (UE, Suiza, Noruega, Australia y Nueva Zelanda) solo representan el 15% de las emisiones mundiales. Además, el IPCC, el grupo de científicos de la ONU, recuerda que las emisiones mundiales de CO2 deberían tocar techo en el 2015, a más tardar, porque en caso contrario el esfuerzo posterior para mitigar el cambio climático se agigantará.

La UE incrementó en las últimas horas la presión para que los grandes contaminadores apoyen su hoja de ruta para iniciar las negociaciones que acaben con un nuevo tratado jurídicamente vinculante, que como máximo se tendría que firmar en el 2015, empezar a cumplir en el 2020 y alcanzar en el 2050.

EUU y China seguían esquivando cualquier acuerdo que le obligue a reducir sus gases antes del 2020. También la India, que quiere seguir desarrollándose económicamente sin limitaciones.