Mientras todo el mundo tenía sus ojos puestos en el Caribe y el huracán Dean, la tormenta Erin descargaba su furia en Estados Unidos. Le siguieron otras tormentas sin nombre pero también de demoledor efecto. Y lo que se conoce como el midwest --12 estados en el centro norte del país-- lleva más de una semana asolado por lluvias torrenciales, inundaciones, desprendimientos y accidentes vinculados al tiempo que han costado la vida a al menos 25 personas. Y la cifra de fallecidos por el clima extremo es mucho mayor. Tennesse, Georgia, Alabama y Misuri llevan más de una semana sumidos en una intensa ola de calor que se ha cobrado, de momento, al menos 50 víctimas.

La situación ayer era particularmente complicada en Illinois, y en el aeropuerto O´Hare de Chicago, principal núcleo urbano del estado, se suspendieron más de 500 vuelos. Además, desde diversos puntos del país llegaban historias de pesadilla de caos aéreo: los pasajeros de un vuelo desviado a Wisconsin pasaron siete horas encerrados en un avión. Otros que regresaban a Atlanta desde la República Dominicana esperaron cinco horas. Ohio es uno de los estados más afectados.