El móvil sexual cobra fuerza en el asesinato de Vilanova i la Geltrú. En la investigación de los Mossos d’Esquadra cada vez parece más probable que Juan Francisco López, el hombre de 42 años arrestado por la muerte de Laia el pasado lunes por la noche, tratara de abusar sexualmente de la menor después de atraparla.

La chica, de 13 años, había salido a las siete de la tarde de la casa de sus abuelos, y se dirigía a la calle, donde la esperaba su padre dentro del coche. Para hacer ese trayecto, tuvo que cruzar por delante del primero primera, la casa en la que Juan Francisco se encontraba solo, dado que su padre estaba en el hospital junto a su mujer -que fallecería horas después-. En ese instante, el hombre cogió por la fuerza a la menor y la obligó a entrar en su domicilio. Las heridas por arma blanca que presenta el cuerpo podrían significar que el hombre se valió de un cuchillo doméstico para asustarla. Aunque la muerte de la menor fue causada por asfixia.

Tras matarla, el hombre se puso a lavar la casa, incluso pasó la fregona, con el objetivo de borrar las pistas. Esto provocó que la reconstrucción del crimen que los policías llevaron a cabo el martes en presencia del sospechoso se alargara mucho más de lo previsto. La unidad científica, encargada de recoger muestras biológicas sobre el terreno que después pueden aportar pruebas judiciales incriminatorias de ADN, tuvo que recurrir a productos químicos para poder hallar sangre a través del contraste de líquidos.

Después de limpiar la casa concienzudamente, se duchó. La primera vez que los tíos de Laia, en compañía de dos agentes de los Mossos, llamaron a su puerta, sobre las 21.30 horas, él les abrió ataviado únicamente con una toalla.

Según fuentes policiales, estaba semidesnuda: le faltaban los pantalones. En la autopsia se han extraído muestras de tejido orgánico que podrán ayudar a confirmar o a descartar si el sospechoso la agredió sexualmente. De momento, sí parece plausible que el fin del arrestado fuera este cuando la interceptó en el rellano.

El detenido se negó ayer a responder a las preguntas que le formularon los agentes de la División de Investigación Criminal (DIC) a cargo del caso. Según fuentes jurídicas, sí tiene intención de hablar delante del juez. Hoy pasará a disposición judicial, en el juzgado de Vilanova i la Geltrú. Las mismas fuentes apuntan a que pretende esgrimir su adicción a la cocaína como eximente. Esto no significa que planee confesar su autoría porque también puede usar el consumo de droga para tratar de convencer al juez de que no recuerda nada de lo sucedido.

Hasta la fecha, las únicas palabras que constan de Juan Francisco son los gritos de «¡Yo no he sido!», proferidos instantes después de que los tíos de Laia encontraran el cadáver de su sobrina dentro de su piso, escondido debajo de un colchón. La Policía Local de Vilanova i la Geltrú tuvo que intervenir para impedir que familiares y vecinos terminaran linchándolo.