La cocaína ha matado a unas 800 personas en el último año y estaba presente en el 69,2 por ciento de todas las muertes por consumo de drogas notificadas, casi tres veces más que hace una década, según un informe difundido hoy por el Plan Nacional sobre Drogas.

El estudio, elaborado por la Comisión Clínica de este Plan, advierte de que los consumidores habituales de cocaína tienen un riesgo 24 veces mayor de sufrir un infarto de miocardio, y se prolonga hasta una hora después de su consumo, ha explicado en la presentación el secretario general de Sanidad, José Martínez Olmos.

El responsable del Ministerio de Sanidad y Consumo ha recalcado que la presencia de cocaína en el total de muertes por consumo de drogas ha pasado del 24,7 por ciento en 1995 al 69,2 por ciento en 2005. Ello se debe al descenso de otro tipo de estupefacientes con respecto a la cocaína, que ha superado a la heroína en número de casos atendidos por los servicios de urgencias españoles y es la causa de seis de cada ingresos hospitalarios debido a sobredosis.

El último informe del Observatorio Europeo de Drogas y Toxicomanía (OEDT) alerta de que en Europa la cocaína -segunda droga más consumida tras el cannabis- ha seguido una tendencia creciente, si bien se ha estabilizado en países como Reino Unido y España.

Durante la presentación del informe, la Delegada del Gobierno para el Plan Nacional Sobre Drogas, Carmen Moya, ha anunciado la puesta en marcha de ensayos clínicos para el diseño de una "vacuna" contra la cocaína. Los primeros ensayos ya tuvieron lugar en 2007 en el Hospital Sant Pau de Barcelona y ahora participarán en ellos entre 164 y 170 voluntarios en diez centros hospitalarios españoles.

La vacuna, ha explicado el doctor Carlos Álvarez Vara, se utiliza exclusivamente de forma terapéutica "en personas ya adictas a la sustancia". Funciona inyectando en el cuerpo moléculas más pequeñas que las de la cocaína, que se adhieren a ésta dándole el peso molecular suficiente para generar anticuerpos que la combatan. "De este modo, las partículas de cocaína no atraviesan la barrera hematoencefálica, es decir, no llegan al cerebro del consumidor y evita los efectos de la sustancia", ha añadido Álvarez Vara.

Una vez testada, la efectividad del nuevo tratamiento puede aumentar las demandas de deshabituación, que en 2006 ya superaron las 23.000 para cocaína.