Cada mes que pasa se confirma con mayor claridad el fuerte impacto que ha tenido en el comportamiento de los conductores la entrada en vigor de la última reforma del Código Penal del pasado diciembre. Abril se ha cerrado con un descenso histórico del 23% de las muertes en carretera respecto al mismo mes del año anterior (de 215 a 164), con lo que el primer cuatrimestre de aplicación del nuevo texto legal ha completado una bajada global del 20%. 169 muertos menos que en el mismo periodo del 2007, cuando aún no existían penas de cárcel para los que superan los límites penales de alcoholemia o velocidad.

Pero unas cifras tan buenas no se explican tan solo por el Código Penal. Hay que echar la vista atrás y ver la evolución experimentada desde el 2003, el último año del Gobierno del PP. Abril registró entonces 314 fallecidos. A partir del 2004 empezaron a bajar (271) y la caída ya no se ha detenido, hasta llegar casi a la mitad.

¿Qué ha pasado estos cinco años para que exista esta enorme diferencia? La extensión de radares, el carnet por puntos, las agresivas y persistentes campañas de comunicación y la reforma penal han sido los principales hitos. ¿Seguirá en el futuro la misma tendencia? La teoría de la cúpula de la DGT es que para seguir bajando nuevos escalones hay que tomar nuevas iniciativas. Y en ello están. La primera entró en vigor ayer. Es el último fleco que faltaba de la reforma penal. La tipificación como delito de la conducción sin carnet.