El LHC, el gran colisionador del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN), volvió a ponerse en marcha ayer tras 14 meses de reparaciones y pruebas diversas. Fue un éxito realmente rápido: se inyectó un haz de protones en la máquina, constituida por un túnel circular de 27 kilómetros de largo, y los protones dieron la vuelta en un milisegundo. "Si todo va bien, intentaremos en las próximas horas que estén circulando varios segundos o minutos", dijo por la tarde James Gillies, un portavoz del CERN.

La máquina del Big Bang , como se conoce popularmente al LHC, fue concebida para indagar en aspectos desconocidos de la física contemporánea, pero no lo logró al primer intento porque el 19 de septiembre del año pasado, apenas 10 días después de la inauguración, sufrió una compleja avería. Cuando parecía que funcionaba sin problemas, se produjo una inesperada fuga de helio cuya reparación ha traído de cabeza a todo el CERN.

En el túnel del LHC, bajo la frontera suizo-francesa cerca de Ginebra, los protones se lanzarán en sentido contrario y a velocidades cercanas a las de la luz para producir colisiones de gran energía. La circulación de partículas se hará a velocidad moderada, a 450 GeV (gigaelectronvoltios), pero si las pruebas funcionan se llegará primero a 1.200 Gev y luego a 3.500 Gev.

Una vez el LHC funcione a pleno rendimiento, a lo largo del 2010, producirá cientos de millones de colisiones que esperan recrear los instantes inmediatamente posteriores al Big Bang. El objetivo final será confirmar la existencia (o no) de la partícula llamada bosón de Higgs y de la teoría estándar de la física.