Como un gobernante cuando anuncia que el tráfico es fluido en la carretera recién reinaugurada, el director del Gran Colisionador de Hadrones (LHC por sus siglas en inglés), Steve Myers, se mostró ayer eufórico ante los primeros resultados del mayor acelerador de partículas del mundo: "Podemos anunciar con gran entusiasmo que ahora mismo están circulando haces de protones en direcciones opuestas, y que lo hacen en condiciones magníficas".

El viernes pasado, 14 meses después de haber cerrado por culpa de fallos técnicos, el LHC de Ginebra (Suiza) dio un buen paso lanzando haces en una sola dirección.

Lo de ayer, y aunque todavía se trata de unas pruebas efectuadas a baja velocidad, podría equipararse con un pequeño salto para lograr que el ingenio funcione a pleno rendimiento y, según sus defensores, pueda recrear los instantes posteriores al big bang. Así se confirmará (o no) la teoría estándar de la física basada en el bosón de Higs, un elemento considerado indispensable para explicar por qué las partículas elementales tienen masa y por qué las masas difieren tanto entre ellas.