¿Tenían color las esculturas romanas, o por el contrario se confeccionaron tal y como las conocemos hoy en día, con el color del mármol como su única pigmentación? Esto es lo que descubren los participantes en una nueva iniciativa educativa puesta en marcha por el Museo Nacional de Arte Romano, coincidiendo con la Semana de la Ciencia. Desde el lunes de la semana pasada y hasta el próximo domingo pasarán por el centro alrededor de 200 alumnos, la mayoría de la propia capital autonómica, pero también de lo calidades de alrededor, para conocer qué pintaban los romanos, y cómo lo hacían.

Responder a la pregunta sobre si las esculturas se pintaban de colores no es tarea nada fácil. El conservador del MNAR Rafael Sabio explica que no se ha encontrado en todas las esculturas y bustos hallados en el yacimiento emeritense ningún ejemplo claro de que así fuera. Sin embargo sí los hay, como la cornisa del Pórtico del Foro, en el caso de la arquitectura. No obstante, uno de los últimos hallazgos rompe con esta premisa. Se trata de uno de los dos bustos encontrados en las excavaciones del antiguo cuartel Hernán Cortés, que presenta pequeños trozos de pigmentación negra sobre su cabello.

Este experto explica que existen diversas teorías sobre la policromía en el mundo antiguo. Así, indica que dar color a una estatua era algo bastante habitual en el caso de Grecia, y menos corriente en Roma ¿Por qué? Una de las tesis apunta hacia el valor que los romanos daban al material con el que trabajaban, ya sea el mármol o el cobre, de tal forma que la pintura no se entendería más allá de un elemento

que tapa la belleza del propio soporte. También se han encontrado casos de estatuas que en lugar de estar completamente pintadas, únicamente lo estaban en determinados puntos de su fisionomía, como puede ser la boca o los labios de la figura.

Todos estos conocimientos y muchos más son los que conocen los escolares de Secundaria y Bachillerato que participan en las actividades de la Semana de la Ciencia del museo emeritense y que, en esta ocasión, coincidiendo con el año internacional de la química, se ha dedicado al color.

La razón se encuentra en que los romanos ya utilizaban los mismos materiales que se han venido utilizando hasta hace relativamente poco tiempo para imprimir una pigmentación a un objeto hasta la aparición de los productos sintéticos. Los análisis realizados desvelan así que para el rojo se utiliza el óxido de hierro, para el azul el lapislázuli, para el verde el óxido de cobre, y para el blanco el óxido de plomo.

Los alumnos, al llegar al museo, reciben una charla del conservador en la que les aclara algunos de estos aspectos, que posteriormente comprueban, microscopio en mano, en la sala de conservación. En el programa también participan los departamentos de Restauración, que de la mano de Juan Altieri muestra a los chicos restos de policromía conservados en piezas originales del museo, y el de Educación, que lleva a los alumnos a las salas del museo y, frente a algunas de sus estatuas, les muestran una representación de la forma en la que éstas pudieron estar pintadas hace 2.000 años.