Como un jarro de agua fría recibimos la triste noticia del fallecimiento de nuestro amigo Enrique. Un año en el colegio fue más que suficiente para ganarse el cariño y respeto de compañeros, de alumnos y de padres. Un año en el que, con paciencia y generosidad, con resignación e ilusión, demostró ser capaz de sobreponerse --una y otra vez-- hasta su último aliento. No estabas sólo, Enrique. Cada vez que aparecías en el colegio Extremadura, marcado por el destino, encendías las pupilas de compañeras y compañeros, sacabas a la luz la sonrisa de los niños que aguardaban cautos, pacientes e ilusionados, de que un día volvieses a impartir clases, a darles tus consejos extraídos de tus vivencias y de tu experiencia en la vida. Esa carrera por la solidaridad Save the children en la que tú participabas animando a nuestros colegiales, a buen seguro la harás ahora desde el cielo, porque las personas buenas sólo pueden estar ahí. En nuestra memoria y en nuestro corazón, como en el emocionado recuerdo de los más peques estarás siempre presente. Te pedimos, Enrique, que nos envíes pronto noticias, que nos escribas desde el cielo, que desde el colegio Extremadura te decimos ¡Hasta siempre compañero!

Claustro de profesores del colegio Extremadura