Los aviones no sólo contribuyen al calentamiento global porque sus motores queman combustibles, al igual que los automóviles, sino porque las estelas que dejan al volar provocan efectos indeseados en la atmósfera. Y muy especialmente si esos vuelos se producen de noche y en invierno. Eso es al menos lo que muestra un estudio británico que hoy publica Nature . Concretamente, los vuelos nocturnos, que apenas suponen el 25% del total, contribuyen al 70% del calentamiento anual vinculado a las estelas.

¿Y por qué son negativas las estelas? Las partículas de hielo que se forman en la atmósfera a partir del vapor de agua desprendido por los motores, subraya el estudio, atrapan la radiación infrarroja procedente de la superficie de la Tierra y evitan que se disipe en el espacio, es decir, funcionan como un invernadero; es cierto que tiene también un efecto en sentido contrario, puesto que evitan que la radiación solar alcance la superficie terrestre, pero creen que lo primero es más determinante.

Los autores, de la Universidad de Reading, precisan que las estelas solo contribuyen al 3,5% del calentamiento global vinculado a la actividad humana.