TEtl domingo último asistí a un concierto en Belgais, en el cortijo, residencia de pianistas y escuela de música y artes que ha montado en el campo la pianista María Joao Pires. Estos conciertos se anuncian en internet y también por la red se consiguen las entradas (10 euros, escuchar a la Pires en el Auditori de Barcelona costaba el año pasado 90 euros). Sólo hay que teclear Belgais en Google y navegar. El centro de la música y las artes de Belgais queda a 105 minutos exactos de Cáceres por la frontera de Piedras Albas. Media hora antes de comenzar las actuaciones, ya estábamos allí. Había unas 180 personas (ingleses, italianos, japoneses, españoles, portugueses, brasileños, alemanes).

Tocaban tres pianistas de primerísima categoría : el catalán Josep María Colom, el brasileño Ricardo Castro y la propia María Joao Pires. Invitaron a tocar a una pianista española allí presente, interpretaron una docena de piezas fuera de programa, hubo baile, percusión, un grupo francés de cámara, dos horas de asueto para tomar gazpacho, refrescos de limón, menta y jengibre y bocadillos de vegetales con mozzarella, un estrafalario profesor de tarantela que tocaba su cabeza con trenzas de fregona y rollos de papel higiénico y mucho artista en pijama. El concierto-fiesta duró desde las seis de la tarde hasta las doce de la noche y acabó con el público tumbado en el suelo del patio, mirando las estrellas a la luz de las antorchas mientras Colom, Pires y Castro destilaban a seis manos nocturnos de Chopin. Inolvidable. Y está a 50 kilómetros de Extremadura.