TLta Orquesta de Extremadura (Oex) acaba de realizar una gira que ha pasado desapercibida en la región. Ya no se trataba de tocar en auditorios de la periferia de Madrid para una tercera provincia extremeña entregada sentimentalmente de antemano, sino de empresas de riesgo ante melómanos exigentes de oído crítico y ningún sentimentalismo extremeñista. La Oex ha tocado en Logroño, Oviedo y Gijón y el próximo viernes se presenta en el auditorio Manuel de Falla de Granada. De esta gira, me quedo con los conciertos en el auditorio Príncipe Felipe de Oviedo y en Granada, ciudades de gran tradición de música culta con importante temporada de ópera en Oviedo y festival de primera en Granada. Tras este póker de conciertos, la Oex prepara un programa sobre Don Quijote para presentarse en Italia.

Pero entre gira y gira, nuestra orquesta no descuida su programación extremeña y sigue acudiendo a localidades de la región. En Cáceres, la fidelidad a la Oex crece. El viernes pasado conté 270 personas en el Gran Teatro (hace nada no se llegaba a las 200). El concierto fue sosito, una experiencia menor con un director saltarín que no pareció de mucha enjundia y un programa donde sólo se salvaba la hondura intensa y apasionada del concierto para violonchelo de Edouard Lalo. La obertura de Semiramis de Rossini resultó un agradable aperitivo, pero la sinfonía Roma de Bizet parecía una fantasía para entretener el paseo de tílburis y landós por el Bois de Boulogne. Con razón es una obra que casi ha desaparecido de las salas de concierto.