La Audiencia de Sevilla ha condenado a 17 años de cárcel a un expolicía antidroga que robó 138 kilos de cocaína y heroína en los depósitos de la Jefatura Superior de Policía de Andalucía Occidental.

La sentencia de la Sección Séptima, a la que ha tenido acceso Efe, condena además a 15 años y medio a Manuel A.N., acusado de elaborar los paquetes de yeso y cacao que se sustituyeron por los alijos robados, y a seis años y medio a Violeta S.G., su esposa.

A la mujer del expolicía, María Teresa M.S., se le condena a dos años y medio por blanquear el dinero obtenido de la droga.

Según la sentencia, el expolicía, Lars S.M., aprovechó su trabajo en la Unidad contra la Droga y el Crimen Organizado (UDYCO) para hacerse con una llave de los calabozos donde se guardaban los alijos incautados y a partir del año 2006 encargó a Manuel A.N. elaborar paquetes similares pero rellenos de talco, azúcar y cacao.

El acusado cambió estos paquetes por los originales de un total de seis alijos, que según el cálculo efectuado por los jueces totalizaron 54 kilos de heroína y 84 de cocaína robados, es decir, 138 kilos, con un valor de 2.743.400 euros.

La sentencia recoge que también desaparecieron del mismo calabozo 5,2 kilos de cocaína intervenidos en el aeropuerto de Sevilla en febrero de 2008, "pero no consta que en esta sustracción hubiera intervenido alguno de los procesados".

El expolicía es condenado a tres años de cárcel por robo, nueve por tráfico de drogas y cinco años por blanqueo de capitales, pues tuvo un incremento patrimonial de 280.000 euros, todo ello con la agravante de la notoria importancia de la droga robada y su condición de funcionario público.

Su socio es condenado a dos años y medio por robo, ocho por narcotráfico y cinco por blanqueo de 720.278 euros.

Este robo es el primero sobre el que hay una sentencia judicial de los cinco sufridos en los últimos años por los depósitos de droga en Cádiz, Huelva, Málaga y Sevilla.

La Audiencia dice que "no se sostiene" la versión de Lars de que encargó los paquetes por orden del entonces jefe de la UDYCO para una operación, ya que él mismo declaró que tenía malas relaciones con su jefe hasta el punto de pedir una excedencia, y además empezó a mantener esa línea una vez levantado el secreto del sumario, al conocer lo declarado por su socio.

Respecto a Violeta S.G., la sentencia rechaza su argumento de que solo tocó por fuera los paquetes que había hecho su marido y recuerda que aparecieron dos pelos suyos y diez huellas dactilares en el interior de los envoltorios.

La sentencia recoge que Lars blanqueó el dinero obtenido, entre otros, mediante la compra en la Mesa de Adjudicaciones del Plan Nacional sobre Drogas de un yate Shambhala de 12 metros valorado en 28.800 euros, que pagó en efectivo.

Los jueces rechazan el argumento de Lars de que el dinero blanqueado procedía de sus negocios, porque solo fue confirmado por su socio, del pago en B por la venta de dos pisos y de la herencia de su madre, que carece de documentación, y en todo caso "ni siquiera salen las cuentas" de estas cifras.

En cuanto a su esposa, abogada de profesión que negó conocer las actividades de Lars, la sentencia recuerda que su trabajo estaba relacionado con el mercado comercial y la supuesta "absoluta independencia" económica de la pareja no se aviene con el hecho de que el dinero blanqueado se invirtió a su nombre.