La Audiencia de Barcelona condenó ayer a 70 años de prisión a Tomás Pardo, más conocido como el violador de Martorell, por secuestrar, violar y apuñalar durante un permiso penitenciario a una mujer, a la que arrojó por un barranco y tapó con tierra y hojas pensando que la había matado.

Los magistrados consideran probados los hechos, que ocurrieron el 29 de octubre del 2016 en Castellbisbal, después de que el acusado los confesara durante la vista.

El tribunal de la Sección Séptima condenó a Pardo por los delitos de detención ilegal (20 años de prisión), asesinato en grado de tentativa (30 años), agresión sexual (15 años) y robo con intimidación (cinco años). Los jueces también acordaron para el acusado la prohibición de aproximarse a la víctima y de comunicarse con ella durante 95 años y fijaron una indemnización de 1,1 millones de euros.

La sentencia relata que sobre las 6.45 horas de aquel 29 de octubre, Pardo, que disfrutaba de un permiso de tres días, abordó a su víctima cuando esta entraba en su vehículo, estacionado en una calle de Igualada. Tras exhibirle una navaja, le exigió que lo llevara a Martorell. Al llegar a Castellbisbal, la obligó a detener el coche y a bajarse. Agarrándola de la mano, la hizo adentrarse en una zona boscosa. Tras caminar unos metros, le dijo: «Te ha tocado». El ahora condenado bajó los pantalones y la ropa interior a la mujer y la violó varias veces.

Después, Pardo exigió a la víctima que caminara delante de él y, de manera «sorpresiva» y sin mediar palabra, le clavó cinco veces la navaja en la parte derecha del cuello. La víctima cayó al suelo y se hizo pasar por muerta. El acusado arrastró el cuerpo y lo lanzó a un barranco, tirándole luego ramas y tierra encima. Ella no falleció porque pudo enviar su ubicación a través del móvil y los Mossos d’Esquadra actuaron.