Los tres jóvenes detenidos por propinar una paliza y quemar viva a una indigente confesaron entre lágrimas a la policía que "se les fue la mano" y que no pretendían causar tanto daño cuando la madrugada del pasado viernes cometieron el crimen mientras estaban de fiesta.

En rueda de prensa, el intendente de los Mossos d´Esquadra en Barcelona, Joan Miquel Capell, explicó ayer que los tres jóvenes se echaron a llorar cuando los detenían y reconocieron los hechos ante los agentes, aunque aseguraron que "se les había ido la mano" y que "no querían hacer tanto daño como hicieron". Según el intendente, las familias de los jóvenes, uno de ellos menor, son "de clase media", por lo que se sorprendieron al enterarse del crimen de que se acusa a sus hijos.