La policía estrecha el cerco alrededor del autor o autores de la muerte de la niña de 13 años cuyo cadáver apareció la tarde del jueves en las afueras del municipio de Arriate (Málaga) en el interior de un cobertizo con signos de violencia. Los investigadores han hallado "numerosas huellas" en la caseta y, según la subdelegación del Gobierno, el crimen podría ser resuelto en breve, aunque al cierre de esta edición no se había practicado todavía ninguna detención.

Esther Jiménez fue vista por última vez el miércoles por la noche en un punto de reunión habitual de los jóvenes de este pequeño pueblo de la sierra de Ronda de menos de 4.000 habitantes. Sobre las 22.00 horas, sus padres la echaron de menos e iniciaron una búsqueda infructuosa, que les llevó a recorrer la escuela y los lugares que solía frecuentar con sus amigos.

El rastreo culminó a última hora de la tarde del día siguiente, cuando su cuerpo fue localizado por un bombero. Tenía cubierta la cabeza, y había recibido golpes con un objeto contundente, según la autopsia. Los padres de la pequeña destacaron que era "inocente" y "confiada" y pidieron que el autor cumpla su condena de forma íntegra.