Ni siquiera para una iniciativa que tiene muy pocas posibilidades de materializarse hay consenso. El Congreso aprobó ayer sin el apoyo del PP que los euros tengan cara de mujer. Al menos una, la de Clara Campoamor, símbolo del feminismo. La idea fue del PSOE, que pretendía extender la recién estrenada paridad por ley a la moneda en curso. Una vez aprobada ayer, su realización depende del Banco Central Europeo (BCE), único competente para fijar el diseño de la moneda común europea. El PP se abstuvo porque el PSOE se negó a consensuar la lista de candidatas a figurar en las monedas.

Los euros tienen un reverso común para todos los países miembros --el mapa de la Unión Europea-- y un anverso propio de cada Estado. Los que se acuñan en España carecen de rostros femeninos. El rey Juan Carlos, como jefe del Estado; La Catedral de Santiago de Compostela, como monumento emblemático, y Cervantes, como personaje español más universal, comparten el honor de circular de mano en mano en todas las transacciones. Fueron en su día, allá por el año 1998, las opciones que eligió el Gobierno español cuando ejecutó el acuerdo de la UE que fijaba que serían "el escudo o un símbolo del espíritu nacional, un monumento o obra de arte, y una personalidad del mundo de la política o de la cultura" de cada país los que ilustrarían las monedas.

Ese acuerdo no se revisará hasta el 2009, fecha en la que el Consejo Europeo podría plantearse cambiar el diseño del euro. De hacerlo, cabría la posibilidad de que los países miembros pudieran cambiar el personaje y el monumento elegidos en su momento.