El Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) ha logrado los primeros embarazos de Europa con un nuevo método para conservar óvulos, la vitrificación, que al no emplear hielo evita daños a la célula, permite a la mujer planificar su maternidad y mejora las donaciones.

El director del IVI, José Remohí, presentó ayer los resultados de esta técnica japonesa, denominada Cryo-Top y que ha permitido que catorce mujeres -nueve españolas y cinco extranjeras- se queden embarazadas tras la desvitrificación de óvulos, la primera de las cuales dará a luz el próximo mes de julio.

Esta técnica, que ya ha logrado varios nacimientos en Japón y EEUU desde 2002, permitirá que una mujer decida cuándo quiere quedarse embarazada con sus propios óvulos, los cuales tendrán entonces "la misma capacidad reproductiva" que al ser tratados con nitrógeno líquido, a -196 grados centígrados.

Otro de los logros de esta técnica es la preservación de la fertilidad en mujeres sometidas a tratamientos de quimioterapia, ya que hasta ahora la única posibilidad efectiva para estas pacientes era recurrir a los óvulos de una donante. El 97% de los vitrificados sobrevive con este método frente al 70% de la congelación lenta, donde la cristalización actúa como una "cuchilla" ante la célula.

Así, hacían falta cien óvulos congelados para lograr un recién nacido --"con lo difícil que es conseguirlos", apuntó Remohí--, una proporción que con el nitrógeno líquido se reduce a entre diez y trece.

Esta técnica, ideada por el japonés Masashige Kuwayama, ha permitido vitrificar 225 óvulos desde el pasado verano, que habían sido donados por mujeres de hasta 35 años. De ellos sobrevivieron 217 (el 97%, frente al 70% de la congelación) y hubo catorce gestaciones (el 64%, frente al 60% del tratamiento en fresco y el 30% de la congelación) de las 22 pacientes a las que se trasfirió los embriones resultantes.

EL PRIMER NIÑO, EN 2007 Trece de estas pacientes proceden del IVI de Valencia y una del de Alicante; hay mujeres de Valencia --como la primera que dará a luz en verano de 2007, de unos 39 años-, Teruel, Madrid o Albacete, mientras que dos son suizas, dos alemanas y una británica.

Remohí insistió en las ventajas sociológicas que acarrea esta técnica pues muchas mujeres, al llegar a los 30 años, no tienen pareja o trabajo estables y aún no quieren tener hijos; sin embargo, al llegar a los 35 o 40 años ven "con angustia" que su maternidad se aleja y sus óvulos han perdido capacidad reproductiva. Vale 3.000 euros.