La vid o Vitis vinifera , planta silvestre que fue domesticada por primera vez en el Neolítico, se acaba de convertir en la cuarto vegetal del que se conoce la secuencia genética completa y el primero si se cuentan solo las plantas con fruto, según acaba de anunciar el consorcio público franco-italiano que ha coordinado el trabajo durante los dos últimos años.

Los investigadores consideran que la secuenciación, cuyos detalles se publican en la edición electrónica de la revista científica Nature , podría ayudar a determinar, entre otros aspectos, qué genes intervienen en el aroma y el color de los vinos y cómo potenciarlos, de dónde es originaria la planta y por qué algunas variedades de uva son más resistentes a la sequía, las altas temperaturas o las plagas.

De hecho, en comparación a sus casi 40 parientes silvestres, la vid doméstica es más aromática gracias a cruces milenarios, pero al mismo tiempo más sensible a los mohos o los insectos.

Tras la secuenciación del arroz, del chopo americano y de la Arabidopsis thaliana , que es una planta herbácea, los investigadores escogieron la vid --concretamente la variedad Pinot noir, originaria de la Borgoña-- por su importante posición en el patrimonio cultural de la humanidad y por sus implicaciones económicas, según explica en un comunicado el Consorcio para el Genoma de la Vid, encabezado por los centros Genoscope e INRA, de Francia, y el Instituto de Genómica Aplicada, de Italia, en colaboración con varias universidades de ambos países.

TANINOS Y TERPENOS En este sentido, los investigadores destacan como característica propia de la vid la gran cantidad de enzimas implicadas en los llamados aceites esenciales. Concretamente, explican que los genes que participan en el metabolismo de taninos y terpenos, que contribuyen a las características aromáticas del vino, han sido selectivamente amplificados en este genoma.