La celebración del Día Mundial del Medioambiente, una jornada tradicionalmente festiva entre los colectivos ecologistas, quedó eclipsada ayer en España por el debate nuclear y el futuro de la central de Garoña. Todos los grupos fueron unánimes al criticar la decisión del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). Carlos Bravo, el portavoz de Greenpeace, dijo por ejemplo que las deliberaciones eran ficticias porque la decisión estaba tomada desde febrero y porque el CSN "es un organismo pronuclear de toda la vida".

Bravo, nada sorprendido, estimó que el dictamen se había adoptado solo por "motivos políticos". "Lo que nos parece lamentable es que se haya apurado el plazo hasta el último momento para tratar de interferir lo menos posible en los intereses electorales del PSOE", indicó Bravo. El portavoz de Greenpeace recordó que el informe del CSN no es vinculante e instó al Gobierno a decretar el cierre de Garoña "en virtud del compromiso electoral".

Ecologistas en Acción dijo que era "un día aciago". En un comunicado, explicó que se habían hecho realidad "los peores presagios", aunque los propietarios de Garoña "no han cumplido todas las exigencias" del CSN. Según los ecologistas, España podría prescindir de Garoña y otras nucleares porque las fuentes renovables ya aportan el 23% de la energía consumida.