Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto. Todos tienen derecho a la educación. Ninguna confesión tendrá carácter estatal. En las escuelas de titularidad pública la enseñanza es laica. Los poderes públicos tienen que garantizar el cumplimiento del principio de igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres.

Todas las frases precedentes forman parte de la Constitución. Recogen principios esenciales de nuestra democracia que, tras la prohibición del pañuelo islámico en un instituto de Pozuelo (Madrid), se han visto enfrentados. Por un lado, el principio de libertad religiosa y el derecho a la educación, esgrimidos para defender la escolarización de las jóvenes con o sin hiyab; por otro, la laicidad y la igualdad entre hombre y mujer, invocados para cuestionar el uso de este símbolo islámico en los centros educativos públicos.

En lo único en que coinciden partidarios y detractores del pañuelo es que esta prenda es solo la punta del iceberg de un debate de fondo todavía no concluido, como prueba el hecho de que sigue pendiente la nueva ley de libertad religiosa. "La cuestión clave en este país es garantizar la libertad de conciencia", indica Victorino Mayoral, presidente de la Fundación CIVES, que promueve el laicismo. Mayoral opina que para tener autoridad moral para cuestionar el uso del pañuelo islámico se debería antes poner en cuestión el Concordato, los acuerdos del Estado con la jerarquía de la Iglesia católica. Mayoral es de la opinión de que en la escuela no debería permitirse simbología religiosa de ningún tipo.

PROPUESTA DEL PP Curiosamente, esta tesis enlaza con la del PP. Los populares han aprovechado la polémica para desempolvar su propuesta electoral favorable a la prohibición del velo. Su líder, Mariano Rajoy, en una entrevista a este diario hace dos años, ya dejó claro su criterio. Rajoy dijo que la decisión de la Generalitat catalana de permitir a una joven de Girona llevar velo pese al criterio del centro escolar "no quebrantó la ley pero sí las costumbres y las normas del centro". Y añadió: "Eso es lo que pretendemos evitar".

IMPOSICION Y TRADICION El diputado del PP Rafael Hernando añade un nuevo ingrediente, el de la igualdad entre hombres y mujeres, al apreciar que la joven que llevaba el hiyab en el instituto de Pozuelo lo hacía por imposición paterna. "El velo es un símbolo de degradación para la mujer", sostiene Hernando.

Una de las mayores expertas en el islam, la directora general de la Casa Arabe, Gema Martín Muñoz, advierte de que la única consecuencia de la vía prohibicionista es "crear conflictos innecesarios que, de hecho, dan pábulo a los discursos islamófobos". Martín Muñoz no comparte tampoco las tesis del "laicismo radical" porque, a su juicio, "no hay el consenso suficiente en nuestro país, pero lo que no se puede hacer es plantearlo en reacción contra el islam porque eso es discriminación".

Una discriminación a la que el portavoz del Consejo Islámico de Cataluña, Mohamed Halhoul, añade "inquietud y malestar". "No es un amuleto, no es un piercing, el hiyab forma parte de la creencia de la mujer", sostiene, y a la pregunta de si existen casos de sumisión en el uso del pañuelo, responde: "Es una decisión propia de las mujeres, ellas tendrían que decírtelo".

Con todos estos ingredientes sobre la mesa, el Gobierno tiene en la reforma de la ley de libertad religiosa una patata caliente. Basta con recordar el caldo mediático que generó el apoyo del PSOE a una propuesta de ERC en el Congreso pidiendo que se eliminen los símbolos religiosos en las escuelas. Y la pregunta todavía por responder sigue siendo cómo el principio de laicidad se equilibra con otros que tanto esfuerzo han necesitado como la libertad religiosa ante la evidencia de la emigración.