La conferencia del clima de Copenhague aún no es un fracaso monumental, como algunos auguran, pero lo que cada vez está más claro es que los progresos son escasos y ahora todo se fía a lo que puedan hacer los 130 jefes de Estado y de Gobierno cuya presencia ya está asegurada para los dos últimos días de la cumbre (mañana y el viernes). Sus técnicos y sus representantes, eso sí, no se han puesto de acuerdo. "Estamos en un peligroso equilibrio entre el éxito y el fracaso", dijo ayer la presidenta de la cumbre, la danesa Connie Hedegaard. "El tiempo de los gestos ha terminado. Nos jugamos un fracaso de consecuencias catastróficas", añadió el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

Ayer se presentó un nuevo borrador de lo que ha de ser el acuerdo final, pero no aparece ninguna cifra en dos de los aspectos clave: la reducción de las emisiones de CO2 y la ayuda económica para hacer frente al cambio climático. Diríase incluso que se ha ido para atrás, puesto que el borrador del lunes sí las incluía. Ahora aparece "propuesta para reelaborar", mientras que el texto anterior ponía que los países industrializados "deberían reducir las emisiones entre un 25% y un 40%" en el 2020 con respecto a 1990.

Teresa Ribera, secretaria de Estado de Cambio Climático, asume que no tener el texto a punto hará más difíciles las negociaciones finales. En opinión de Aida Vila, portavoz de Greenpeace, "tanto los países emergentes como la mayoría de los industrializados se niegan a poner cifras sobre la mesa antes que los demás. Todos esperan movimientos".

El caso de China es fundamental: ayer, su representante dijo que no iban a aumentar la oferta que presentaron semanas antes de la cumbre. Todd Stern, representante de la otra gran potencia emisora, también caldeó el ambiente al asegurar que lo que ofrece EEUU para el 2020 es más ambicioso que lo de Europa atendiendo al porcentaje de cambio. Claro, porque durante años no han hecho los deberes.

Las cifras de reducción del CO2 no es lo único que ha desaparecido en el nuevo borrador. Como critica José Antonio Hernández del Toro, portavoz de Intermón-Oxfam, ya no figura una clara mención a que el dinero para los países vulnerables tendría que estar al margen del que ya se concede en programas de ayuda al desarrollo. También ha desaparecido cualquier mención a cómo gestionar el dinero.

Lo que se pretende es tener un texto definitivo con varias versiones para que los líderes las vean y elijan la que mejor consideran, pero ni en eso hay acuerdo. "Van a tener que tomar decisiones que los técnicos no han tomado en más de dos años de negociaciones", prosigue Del Toro.

Como ya está claro que el tratado de Copenhague no será completo, Al Gore propuso ayer una cumbre en julio del año que viene para cerrar los flecos.